9

37 4 4
                                    

La mañana siguiente, Elizabeth, se sorprendió al recibir una nota de Jane, en la que le expresaba que la necesitaba en Rosings, pues estaba indispuesta para salir.
Elizabeth  que estaba alarmada de inmediato partió hacia Rosings. En la casa no se encontró con Lady Catherine, eso lo agradeció de enorme manera. Encontró a su hermana sentada en una sala, se tranquilizó al ver que Jane no estaba tan mal como lo había imaginado.
— ¡Oh Elizabeth! tengo terribles noticias mi querido Bingley a tenido que partir de manera urgente a Londres. Con él a partido Mr. Darcy.
— Pero ¿Por qué se ha ido tan pronto? ¿Por qué no lo has acompañado?
— ¡Oh! No me encuentro en la disposición de hacer un viaje a Londres y tampoco deseaba dejarte sola, aquí.
— Querida, Jane, es cierto que tu presencia aquí me es bastante amena, pero he de creer que tu deseabas estar con tu marido.
— Bingley ha ido a Londres solo por negocios. Parece que Mr. Darcy también estaba planeando un viaje pronto a Londres, de esto último no he sabido más.
— ¡Oh Jane! me aterra el pensar que te quedaras sola en Rosings durante un par de días.
— Lizzy, no te preocupes no me molestará en lo absoluto. Desearía que tú me acompañaras pero no quise manifestarle esta idea a Mr. Darcy, porque he notado lo mal que la pasas en compañía de Lady Catherine.
No esperaba, Elizabeth, tal comentario pero no se excuso y su hermana asintió al comprobar sus sospechas.
Las damas permanecieron conversando, en un momento Jane tuvo la idea de enviar una nueva nota a Hunsford en la que expresaría su deseo de que sus amigas se presenten en Rosings.
Charlotte y Maria se apresuraron a Rosings sorprendidas de la naturalidad con la que Jane les había hecho tal invitación. No podían parar de pensar lo buena amiga que seguramente sería de Lady Catherine, se llevaron una sorpresa al entran en el saloncito y solo encontrarse con sus amigas. Las otras dos le comunicaron la partida de los caballeros, y como es de esperar las damas recién llegadas se mostraron apenadas de tal acontecimiento.
— Debes estar especialmente triste Elizabeth por la partida de tu caballero — comentó Charlotte.
Jane de inmediato solicito a su amiga una explicación de lo que se refería. Charlotte le relato las sospechas que había ido albergando durante el paso de los meses, aunque Elizabeth la interrumpía a veces añadiendo un comentario  que contradecía los narrado por su amiga.
Jane no estuvo convencida de nada de lo que Charlotte dijo, pues aunque había notado un trato diferente entre Darcy y Elizabeth, sabía de antemano que su hermana había rechazado al caballero.
— Estoy convencida que te ama Lizzy.
Elizabeth observó a su hermana y se alivio al suponer que no podía creer lo que le narraba Charlotte.
El tema se agotó y Maria deseo manifestar sus inquietudes.
— El que se hayan ido los caballeros debe por supuesto suponer que el baile será retrasado.
Charlotte consoló a su hermana y las otras dos le expusieron que seguramente los caballeros no estaría más que un par de días en Londres, la joven se lamentó pero acepto aquel consuelo.

Sombra de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora