La mañana siguiente, Elizabeth, la dispuso para caminar por su habitual sendero, pues la noche anterior le había dicho a su hermana que deseaba que pasara más tiempo con su marido admirando Rosings, para ella habría más tiempo en otra ocasión, y aunque se rehusó en un principio al final terminó cediendo. Elizabeth no esperaba encontrarse a nadie por aquel camino, por eso fue tal su sorpresa cuando una voz la llamo a su espalda.
— Señorita Elizabeth, ¡Que sorpresa! No esperaba verla por aquí.
Darcy había oído a Jane decir que, posiblemente, su hermana se encontrará tomando un paseo.
— Sin duda lo es, Mr. Darcy.
— ¿Desea que le haga compañía? —preguntó esperanzado.
— ¡Oh! pero usted debe estar tan ocupado, no quisiera ser yo la razón de que no se encontrase con alguien.
— En eso se equivoca usted. El encontrarnos aquí no ha sido más que por mi deseo de caminar y encontraría en su compañía un bello añadido.
Elizabeth acepto entonces, caminaron al lado. Darcy fue el que guio la conversación, lo cual le sorprendió bastante. Al final no pudo aguantarse y le cuestiono en un tema al que ya le había dado muchas vueltas.
— Supongo que ha de saber lo mucho que me sorprendí al escuchar sobre su partida a Londres, después de que usted lo puso en tan mal lugar. Creí entonces que se alejaría de la ciudad por mucho tiempo.
— Muchas veces uno puede desear alejarse de un lugar pero las circunstancias no se lo permiten y no se tiene más remedio que vivir con ello.
Elizabeth, creyó entender, que esas palabras iban dirigidas contra ella, que a pesar de todo aún se mantenía en Rosings, pero no hizo ningún comentario. La plática fue bastante complaciente encontró que Darcy hablaba mucho más de lo que en otras ocasiones.
— Sabe usted que mi tía por fin a decidido ponerle fecha al baile que desea ofrecer.
— No, no lo sabía. Supongo que usted estará feliz de esta noticia, podrá bailar con Lady Anne.
— ¡Que dice! Mi tía no le permitirá asistir, no desea mostrar una mala imagen ante la sociedad. Desea presentarla en sociedad antes de manera formal y aunque no fuera ese el caso encuentro en mi prima a una mujer bastante malcriada y vanidosa.
Darcy pudo haber agregado “nada parecida a usted” pero se limitó a sus últimas observaciones.
Elizabeth se encontró bastante agobiada por aquellas acusaciones sobre la dama, sin embargo entendió que Darcy no estaba menos que replicando sus verdaderas observaciones de aquella joven.
— Creí haber escuchado de su tía que usted y su hija estaban próximos a comprometerse.
— Esos eran los deseos de mi madre y mi tía, pero yo no lo encuentro conveniente, sin duda nuestra unión no haría más que afectar mi felicidad, pues no deseo casarme si no es con alguien a quien de verdad ame y admire.
Elizabeth, a quien le había tomado por sorpresa toda esta conversación con Darcy, pronto deseó, con aun más fuerza, armarse de valor para hablar de la propuesta fallida de Mr. Darcy pero no lo consiguió.
— Que sincero es usted ante este tema Mr. Darcy
El caballero solo se limito a asentir y una vez más cambiaron el tema de su conversación. Poco después ambos se dieron una cortés despedida y cada uno fue a su rumbo; Elizabeth hacia Hunsford y Darcy hacia Rosings.
Los Collins le manifestaron de inmediato la noticia.
— ¡Lady Catherine ya fecho el día del baile! para dentro de diez días — comentó Charlotte.
— Lady Catherine de Bourgh están buena haciendo fiestas, Elizabeth, quedará impresionada porque la gente que se encuentre ahí será de la mas alta sociedad.
— ¡Oh vaya! no puedo creer lo generosa que es Lady Catherine de Bourgh ¡Estoy esperando ansiosa el día del baile!
Elizabeth también intentó mostrarse igual de alegre que sus compañeros, al parecer lo consiguió, pues no fue objeto de ninguna objeción de sus anfitriones. En cuanto pudo subió a encerrarse sola a su habitación.
En su soledad no paraba de dar vueltas en la conversación que había mantenido con Darcy, el hecho de que se había mostrado tan firme en decir que no se casaría con Lady Anne le dio a Elizabeth una nueva esperanza, sin embargo se preguntó nuevamente ¿porque el caballero si es que aun la amaba no lo manifestaba? se pasó así toda la noche y al final su única conclusión es que no disfrutaría del baile en Rosings.
Los días próximos pasaron volando, al modo de ver de Elizabeth, quien esperaba que los días fueran aun más largos. Las invitaciones a Rosings fueron regularmente extendidas, gracias a la presencia de los Bingley, Elizabeth ya no las consideraba malas y con su nuevo punto de vista imparcial observó que las conversaciones que mantenía Darcy con su prima nunca parecían deseadas por el caballero algo que anteriormente había adjudicado que Darcy no se quería mostrar cariñoso, ahora lo encontró como la prueba definitiva de que Darcy jamás se casaría con tan desagradable mujer, sin embargo el caballero en cuestión tampoco cambió su actitud hacia Elizabeth siempre amable pero no más. La joven solo tenía ocasión de topárselo en Hunsford o Rosings, ya que Darcy dejo de pasear cuando ella lo hacía, nunca tuvieron ocasión de estar solos nuevamente.
Las damas decidieron ir al pueblo a comprar todo lo que necesitaban para el baile. Elizabeth en un inicio había dicho que no deseaba ir demasiado elegante, sin embargo en un momento que se encontró sola con su hermana está le advirtió que tal vez podía encontrar a otro caballero que fuera objeto de su interés, y aunque ella misma no creía tal hazaña, para complacer a su querida hermana busco un vestido que agradara a todas.
Maria parecía bastante aterrada por la proximidad de la fecha y aunque en un principio estaba encantada con el evento pronto se dio cuenta que podía resaltar entre los demás, las tres restantes se dedicaban a convencerla de que nadie la consideraría fuera de lugar, la pobre muchacha consideraba regresar a su casa hasta que pudo ser convencida de no hacerlo.
Una mañana pocos días antes del baile, Elizabeth y Jane caminaban juntas mientras se dedicaban a ver con detalle las hermosas vistas que podía ofrecer Rosings, en aquella época del año.
Elizabeth notó, desde el primer momento, que algo le molestaba a su hermana pero no quiso insistir, sabía que pronto lo compartiría con ella. Cuando aquel momento llegó, fue cuando decidieron tomar un descanso.
— Elizabeth, creo que tengo que advertirte que la señorita Bingley también a sido invitada al baile, ya confirmado su asistencia, ella se quedará aquí un par de días, se que no eres su admiradora por eso te lo digo.
Elizabeth no supo cómo actuar o que responderle a su hermana, pensó de inmediato que Darcy había sido el actor de aquella invitación. Quien aunque había hablado tan mal de Lady Anne nunca dijo su postura hacia esta señorita, que también parecía encantada de sus atenciones.
No pasó mucho cuando Elizabeth supo la noticia de la llegada de Caroline Bingley. Por suerte en ese momento no se encontraba en Rosings y agradeció que Collins ya no se atrevía a asistir tan pronto a dar la bienvenida a los visitantes.
La señorita Bingley fue un añadido de lo más diferente en las cenas, en Rosings. Está no se despegaba de Darcy, en ningún momento que tuviera ocasión de estar a su lado. Parecía que ahora ella era objeto de las miradas de malhumor que Lady Catherine lanzaba, y para Elizabeth eso era un extra, elogiaba al caballero en todo lo que hacia por insignificante que pareciera, no mostraba un buen trato con Lady Anne, aunque esta última solo se mostraba amable con aquellos que consideraba iguales o que la admiración suficiente, por eso mantenía largas conversaciones con los Collins y con Maria Lucas, aunque ella era la que dirigía la conversación mientras los otros no hacían más que mostrarse sorprendidos y dar cumplidos.
Elizabeth encontró en este trato de sus amigos algo parecido a actitud que mostraba señorita Bingley y eso le causó gracia al pensarlo, pues consideró que toda la familia era objeto de falsas atenciones.
Darcy encontraba en la nueva visitante de Rosings un perpetuo fastidio. No deseaba tenerla a su lado en absoluto, le desagradaba los comentarios aduladores de los que constantemente era objeto. Creía que incluso le desagradaba aun más que su prima. Había consentido que la señorita Bingley viniera al baile solo por el gran aprecio que le tenía a su hermano, el cual le pido aquel enorme favor.
Cuando tenía la mala fortuna de estar a solas con esta, ella siempre encontraba el modo de hablar mal de Elizabeth.
Una tarde cuando el caballero se disponía a leer un libro, en el salón junto a los demás, y también encontraba la ocasión de ver a Elizabeth por sobre las páginas, el salón fue vaciándose. No fue hasta que los últimos abandonaron la habitación y se hubo cerrado la puerta que Caroline Bingley comenzó a hablar.
— ¡Oh! es una joven de lo más encantadora, de eso no hay duda, pero ha visto el poco trato que le da a su tía, no debería tolerar usted tal comportamiento, Mr. Darcy.
— No busco en ella a una mujer que trate bien a todos.
— ¡Que dice! debería considéralo, si es así aquí sabiéndose apenas una invitada, ¿Cómo se comportaría ante la alta sociedad de Londres?
— La señorita Elizabeth Bennet está bastante bien educada.
— Si por supuesto, pero no para alguien como usted.
— Considera entonces que su hermano ha hecho mala elección de esposa.
— ¡Oh, no! Jane es bastante gentil y amable complementa muy bien a Charles, aunque no puedo negar que algunas veces no sabe comportarse debidamente.
— La señorita Elizabeth Bennet, es posiblemente la mujer más agradable con la que haya tenido el placer de hablar.
— Pero sus modales, son tan vulgares.
— Sus modales están bien.
— Yo considero, Mr. Darcy, que debería buscarse a una mujer que tenga buen trato y de un nivel social más parecido al suyo.
— Supongo que usted cree saber lo que es mejor para mi persona pero se equivoca señorita Bingley.
Darcy abandonó la habitación para no tener que hablar con la señorita Bingley más, quien aunque se dedicaba a hablar de todos los contras que traería una unión entre ambos solo hacia que este resaltara todas sus virtudes, que a Darcy le habían hecho enamorarse de ella. No podía negar lo bien que le causaban algunas veces las pláticas con la señorita Bingley, era la única con la que podía hablar de posibles planes de boda con Elizabeth aunque la dama no se dedicaba más que a atacar a Elizabeth.
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Sombra de amor
Historical FictionLady Catherine decidida a que Darcy se case con su hija le miente a este asegurándole que a conseguido un promesa de Elizabeth en la que la joven le dijo que jamás aceptaría casarse con Mr. Darcy. Por lo tanto Darcy decide alejarse de Elizabeth resp...