Que pasaria si la historia cambiara...
si en ves de hurrem fuera nurhan, si hurrem y mahidevran no fueran las unicas.
si ella llegara a ser la sultana nurhan.
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esta historia es hecha por mi, sin copias ni na...
paso el tiempo, para ser exactos 2 meses, en los cuales nurhan y suleyman se veian, si se preguntan si hurrem sabia, la respues es un si. Solo que suleyman le dejo en claro que ahora yo seria como ella.
Un dia normal estaba caminando por los jardines, cuando me mareo al parecer una chica lo noto y fue ayudarme.
-oye...¡oye! —me agarro cuando me desmaye.
Me desperte en mi habitacion, me dolia la cabeza y de la nada vi a la madre sultana mirandome, me iba a levantar pero ella me hablo.
-no, no te levantes —estaba seria pero luego me sonrio— ahora tienes que cuidar de tu embarazo nurhan.
quede sorprendida, ¿Embarazo?...yo embarazada...debe de ser un sueño.
-¿embarazada? —mire todavia sorprendida a la madre la cual asintio con la cabeza feliz, yo solo rei
pronto la puerta se abrio y vi a hatice y mahidevran entrar felices.
-nurhan —hablo hatice casi como una niña feliz— otro sobrino, felicidades que sea un niño sano y hermoso.
-gracias sultana —sonrei y mire a mahidevran— sultana.
-nurhan —sonrio— felicidades, que tu hijo nazca sano.
y si, en todo este tiempo me di cuenta que hurrem era la mala, mahidevran era dulce, inteligente y amable fue facil hacernos amigas.
hablabamos cuando volvio a abrirse la puerta, pero esta vez era hurrem.
-sultanas —hizo reverencia— vine en cuanto me entere, ¿es verdad? —pregunto seria casi con un tono enojado y de tristeza, pero como siempre sabia ocultarlo, la conocia y sabia que estaba muerta de enojo por dentro pero sonrei.
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-si —respondio mahidevran sonriendo.
hurrem cambio su cara seria a una sonrisa falsa.
-felicidades —respiro— que sea una niña, muy linda como su...nurhan.
-gracias hurrem —le respondi devolviendole la sonrisa.
ella solo hizo reverencia y salio furiosa. Mientras caminaba enojada maldecia a nurhan entre dientes.
-¡señorita hurrem, señorita hurrem! —me grito firial corriendo hacia mi— ¡deja de correr o te partire las piernas!
me detuve brucamente y la mire enfadada.
-firial, ponte en tu lugar, no soy una criada ya ¿entiendes? —hable tratando de calmarme, pero no funciono.
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-y tu deja de amenazarme, ya tengo lo que me pediste —a lo ultimo susurro, yo sonrei.
-bien, firial —saque de mi bolsillo una solsa de monedas y se la di— ire a mis aposentos, llevala hay —segui caminando mientras firial hacia una reverencia.
una criada llamada ayse, escuchaba todo, se preguntaba que estaba tramando hurrem y como impedirlo.
