Capítulo 3: Nuevos poderes

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Maeve: 3 años antes

No tenía palabras correctas para describir el tipo de dolor de cabeza que me dio la mordida de araña. Pensé que moriría apenas durmiera, pero estaba lejos de ello.

Me llevaron de vuelta a la escuela, y me dejaron dormir en una de las camillas de la enfermería. No dormí como hubiera querido. Tenía los ojos cerrados, sin pensar en nada, pero algo en mi cabeza seguía despierto, y creciendo entre mil conexiones por minuto. Casi podía oír a mis neuronas moverse como locos, a costa de mi voluntad.

Un silbido me asustó, lo que hizo que me pusiera de pie de golpe y mirara a todas partes. Solo era un pajarito que se había posado en la ventana, mirándome curioso.

Mi cabeza se sacudió en un escalofrío. Podía oír las plumas del ave moverse, acomodándose, y sus patitas con las pezuñas rasguñando el umbral de la ventana. Era como ver un documental en alta definición.

¿Acaso todo siempre se vió tan nítido?

- Despertaste - la enfermera me miró desde su escritorio - Tu madre dijo que te buscaría tu vecino en un rato más, puedes seguir tu siesta y no te molestaré.

- Yo… - la enfermera estaba moviendo una caja para acomodarlo en una repisa alta, pero su estatura no alcanzaba. La caja se iba a caer - ¡Cuidado!

La caja tambaleó, y en un segundo me encontraba atrapando en el aire todos los objetos que salieron de la caja. Mis manos se movieron a todas partes, y mi pie sirvió para patear un botiquín como pelota de fútbol y lanzarlo a la caja. La enfermera me miró asombrada.

¿Esa fui yo? Ni siquiera juego fútbol.

- Excelentes reflejos - sonrió. Cuando mi vista fue a su rostro, oí las arrugas de su sonrisa como papel arrugandose, y la saliva de su boca moverse por sus dientes. Aparté la vista.

¿Desde cuando todo se escucha tan alto?

- Maeve.

Alguien en la puerta nos interrumpió. Era mi vecino. Salí de mi aturdimiento al verlo.

- Señor Watson - saludé - Lamento molestarlo.

- No tengo problemas en llevarte a tu casa.

- Si no le molesta firmar unos papeles - comentó la enfermera.

Le pasó unos documentos. Pude oír el sonido del resorte del bolígrafo, y el zumbido de una mosca volando cerca suyo ¡Lo va a atacar!

- ¡Atrás!

Alcé mi mano, y atrapé a la mosca entre mis dedos, en frente del rostro del Sr. Watson, que se quedó paralizado ante mi movimiento.

- Eso… es una mosca - murmuró la enfermera, sin poder creerlo.

Solté al insecto, y ante la mirada de los dos adultos, solo sonreí con timidez.

***


El auto del Sr. Watson olía a cigarrillos, a ambientador de pino, cerveza y polvo acumulado. Tardé un par de minutos en ignorar el traqueteo de los engranajes y el sonido que hacía la palanca de cambios. 

- ¿Te sucede a menudo? - me preguntó mi vecino tras el volante - ¿Eso de los dolores y demás?

- No, esto fue… no sé, quizás comí algo raro.

- Ya lo creo - asintió lentamente - El narcotráfico se ha adueñado de la industria de alimentos. 

Guardé silencio. Mary Jane una vez me dijo que ignorara las teorías conspirativas de su padre, porque en el fondo es buena persona, pero muy paranoico con la política del país.

Telaraña de sangre | Spiderman/Peter Parker | TASM 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora