Capítulo 7: La identidad

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Colgué al ladrón boca abajo, atado de pies a cabeza con mis telarañas. Tenía la cabeza rapada, un tatuaje de serpientes rodeando el cuello y una cicatriz atravesando su ceja. Un clásico de las películas baratas.

- Para ser el primero al que atrapo, no lo hice tan mal - comenté - Pero me faltó más discreción. Me pareció ver un policía en la esquina cuando gritaste por ayuda.

El ladrón no podía hablar. Le había amordazado con una telaraña roja su boca. Me miraba furioso. Su rostro se teñía de rojo por la sangre acumulándose en su cabeza.

- Es difícil dar con ustedes - seguí hablándole - Aparecen de forma espontánea, sin premeditación, sin un plan. Al menos con otros criminales podía conseguir el lugar de reunión o la hora de los secuestros, pero ustedes son como cucarachas.

Saqué de sus bolsillos su billetera. Solo tenía 1 dólar, y una foto de un niño pequeño.

- ¿Es tu hijo? - le pregunté incrédula. El ladrón asintió lentamente - No me mires así, no voy a ir a por él. ¿Pero qué diría tu hijo si te viera robando?

Su expresión me dice que no le gusta pensar en ello, o trata de ignorarlo. ¿Debería sentir pena?

Deberias golpearlo hasta perder el conocimiento.

- Mira, yo no tengo padre, nunca lo conocí, pero de hacerlo, y enterarme que roba a otros, no lo llamaría mi padre. No podría aceptar que un lastre de la sociedad esté emparentado conmigo.

Le lancé su billetera, golpeando su rostro.

- ¿Lo conoces? - le mostré el folleto de Se busca. Era el retrato dibujado del asesino de Ben Parker. El ladrón negó con la cabeza - ¿Seguro? - asiente - Bien, entonces eres inútil.

El ladrón se sacudió cuando vio que me alejaba. No iba a volver por él. Ya lo encontrarán si tiene suerte.

Había sido una coincidencia encontrarme con ese sujeto en una de mis patrullas. No era la primera vez que veía a un ladrón, pero sí el primero al que le di caza. Después de la muerte de Ben Parker, ya no podía ignorar a nadie. No podía quedarme tranquila.

Al fin.

Significa más trabajo.

Uno mejor que antes.

***

La escuela no me dio tregua durante esos días. No era la primera vez que pasaba, pero si la que me golpeaba más fuerte, como un puño en el estómago. El paso de la semana fue agotador en todos los sentidos.

Gwen me encontró durmiendo en las gradas de la cancha, con un libro tapando mi rostro. Al sacarlo, la luz del sol hizo que se estrujaran mis ojos.

- Maeve, te perdiste Física.

- Cinco minutos más.

Giré en la grada para esconder mi rostro. Gwen suspiró pesadamente.

- Vamos, ya es la hora del almuerzo.

Me llevó enganchada del brazo, sin darme opción más que seguirla. Caminamos por los pasillos a paso lento.

- ¿Cómo estuvo Física?

- Hay trabajo en grupo - comentó con un suspiro - Te mandaré las instrucciones en la tarde ¿Cuándo fue la última vez que comiste?

- No lo sé ¿ayer?

- ¡¿No desayunaste?!

- ¿Cuenta el de hace 2 días?

- Increíble - masculló por lo bajo - ¿Al menos podrías-

Telaraña de sangre | Spiderman/Peter Parker | TASM 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora