La araña cruel

Capítulo 61: Una última idea estúpida

Al menos para Annabeth, el problema con la imagen era evidente. A Percy le tomó unos segundos más y otra buena mirada a Clarisse para darse cuenta de que su lanza no estaba por ningún lado. En cambio, usó una combinación de espada y escudo con la que Clarisse nunca entraría en una verdadera batalla a menos que no hubiera una sola lanza disponible. Incluso entonces, probablemente tomaría una de otra persona en lugar de usar una espada.

Aún así, "Clarisse" luchó de manera competente, aunque dependía en gran medida de Annabeth y Percy para respaldarla. Los movimientos del dragón Lydian eran tan ágiles e imposibles de predecir como siempre, pero con algunas reacciones inteligentes, Percy pudo preparar a "Clarisse" para obtener algunas buenas tomas. Fue entonces cuando se dio cuenta de que no era Clarisse, ya que el La espada del guerrero le hizo tan poco daño al dragón como la de Percy y Annabeth.

Y así terminó el milagro.

El ataque no solo no funcionó, sino que el dragón aplastó a "Clarisse" justo después de que fallara, tirándola hacia la armería, donde algunos campistas huyeron en busca de seguridad.

"¡Empújalo hacia atrás!" Annabeth llamó salvajemente, ahora sabiendo sin lugar a dudas que estaban tratando con un impostor. Percy reaccionó, enviando una ráfaga frenética de agua que fue suficiente para alejar al dragón. "¡Thalía!" ella llamó, atrayendo la atención del Cazador casualmente cercano. Annabeth señaló al dragón lidio. "¡Dame treinta segundos!"

La niña asintió, aunque insegura, y procedió a enfrentarse al drakon junto con un grupo de campistas, mientras Zoë, Winona y los Hunters estaban ocupados con el drakon aetheroniano.

"¿Qué demonios acaba de pasar?" Exigió Percy, y los dos aún tenían que lidiar con otros monstruos. "¿Quien era ese?"

"No lo sé, pero tengo una idea", respondió ella, con una mirada intensa en sus ojos; una forma más frenética del destello que tenía cuando pensaba en un problema.

"Te dejaré hacer tu magia, entonces", dijo Percy.

"Oh, en realidad no estamos haciendo nada", dijo Annabeth. "¡Pero vamos a sacar a Sherman de su culo perezoso y pelear!"

Salió corriendo, seguida de cerca por Percy.

Silena, "Clarisse", aterrizó cerca de la armería, donde Sherman y la cabaña de Ares estaban escondidas, armadas en caso de que tuvieran que luchar contra algunos monstruos rezagados que lograban pasar. " Patético", pensó Silena, sabiendo que tenía razón, al menos en esto. Se puso de pie, sintiendo cada músculo de su cuerpo dolorido y tenso por la tensión. Esta armadura era demasiado pesada para ella, no había peleado, ni siquiera entrenado, en una semana. Apenas había entrenado cuando estaba fuera de Lixis. " No pienses en nada de eso" , pensó, cargando hacia el dragón de Lydian. " Miren, hijos de Ares. Esto es lo que haría un guerrero; ¡esto es lo que haría Clarisse !"

Silbó de esa manera específica a Lixis que, junto con los otros pegasos, estaban librando una batalla perdida contra monstruos aéreos, al menos sin jinetes. El majestuoso animal se zambulló a la orden, y Silena se subió encima de él, encandilando aún más la cabaña de Ares. Para ellos, era como si Clarisse hubiera llamado al compañero de confianza de su mejor amiga para luchar junto a ella, posiblemente en su nombre.

Se inclinó más cerca, con cuidado de no dejar que nadie escuchara su voz, incluso en el caos. "Rápido, golpea y corre", fue todo lo que dio como instrucciones, y luego dejó que Lixis hiciera el resto, abalanzándose y barriendo alrededor del dragón Lydian, que estaba confundido por la nueva molestia.

"¡Agro!" Silena escuchó desde abajo, y pronto vio a Percy adoptar la misma estrategia. Eso no funcionaría. Silena señaló hacia arriba con su espada. Percy miró hacia arriba, vio a los pegasos a punto de ser invadidos sin sus jinetes, y voló hacia allí. La vista atrajo los ojos de la mayoría de la fuerza de semidioses, con un jinete de alas negras, que brillaba con un verde mar con poder en la luz que se desvanecía.