𝙄𝙉𝙎𝙄𝘿𝙀▐ ❝ Cariño, he estado en una noche oscura eterna.
Dentro de mi mente todo era disturbio, pero ahora que te vi he conocido el brillo de la luz de las estrellas mientras el caos se apacigua gracias a tu presencia.❞
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━05. Líbranos del mal!
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LAS NOCHES FRÍAS Y OSCURAS SIEMPRE SERÍAN LAS QUE ATRAERÍAN A LOS ENTES MALIGNOS.
Aquellas perfectas para invocar a las criaturas del mal. Según decían, también para resucitar a los muertos. Algo como ello era tomado a la ligera porque obviamente nadie lo creería hasta verlo con sus propios ojos. Amber era una creyente, aunque no lo hubiera visto. Así como también veía el Don extraño de su hija como una bendición obviamente le creía. Pero alguien de mente cerrada como lo era Carlo Rossi era otro caso, pues era imposible que entrara en razón.
Ella tenía la certeza de que habían seres más poderosos.
Su Juliet era una prueba de ello, y no iba a dejar morir a una bendición como lo era ella. Prometió cuidarla, quererla y siempre añorarla. Es lo que haría una Madre por sus Hijos. Mintió para estar bien, mintió para no ver la expresión triste en ellos. Sus Padres nunca aceptaron un matrimonio, su familia la aborrece como a sus Hijos, y además, había sido quitada de la herencia familiar. Nunca se lo dijo a Carlo, un hombre ambicioso que esperaba el momento para tener la fortuna de su familia en sus manos, pero la razón por la que no se iba de su lado era porque quedaría a la deriva, sin nada. Y Carlo la echaría con todos sus macundales e hijos. Así que sólo vivía en la mentira, mintiendole a su Esposo abusivo que pronto la fortuna de su familia pasaría a ellos cuando todo era una farsa para no quedar en la calle.
Ahora más que nunca hubiera preferido quedar en la calle. No teniendo que soportar el abuso de su Esposo y que éste la pagara más con su Hija menor. Escuchando con dolor los gritos desgarradores por las torturas de quien llamaba Padre. Y se arrepentía. Si Amber hubiera sabido desde un principio que así sería su vida, hubiera renunciado a ella.
—Ayuda... a-ayuda... —y en su vista borrosa, pudo ver como unos zapatos se colaban frente a ella, para luego sentir como era tomada. En su delirio, pedía que salvaran a su hija e hijo. Incluso cuando sus ojos por fin se cerraron.
Quien la había cargado tenía un cuerpo luminoso que deba paso a uno semitransparente. Un chico alto y con sangre salpicada y ésta se veía como seca.
