1

57 7 4
                                    

La cálida mañana se apoderaba de toda Tumaini acompañado de la suave melodía de los pájaros anunciando su despertar. El gran maestro se encontraba sentado en una colina, estaba totalmente calmado y concentrado con sus ojos cerrados formándose uno con la naturaleza.

En cuanto sintió los primeros rayos de sol tocar su rostro, inhaló profundo, como si estuviera permitiendo que entrara en su interior y exhaló con suavidad.



– Asante. (Gracias.)



Agradecía a la naturaleza.

Se puso de pie con la ayuda de su bastón y el viento sopló hacia él recibiéndolo con mucho cariño, miró por última vez el horizonte y procedió a caminar de vuelta a la ciudad.





















Desde el balcón miraba a toda la ciudad despertar. Mantenía una postura recta, con los brazos cruzados y su expresión totalmente seria.

Parecía estar concentrado solamente en ver a la ciudad entera, pero en realidad su mente estaba totalmente enfocada en otro aspecto.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

– Es la última vez que vengo a hacer esto con ustedes. – confesaba con gran cansancio el erizo verde – Además, a estas horas yo permanezco aun en mi hermosa y cómoda cama.

– Deja de quejarte, color moco. – decía el moreno muy burlón yendo a empujarlo sin ser brusco.

– No te vas a arrepentir. – aseguraba alegre la gata blanca subiendo la colina como si estuviera en una superficie plana – Verás que es hermoso.

– Confiaré en ti. – sonreía un poco – ¡Pero ya no quiero caminar! – se quejaba como un niño chiquito.

– Sabiendo la lentitud con la que vas, será mejor otra opción.



Cargó al erizo verde en su hombro, como si se tratara de un costal y apresuró el paso tal y como pudo logrando alcanzar a su mejor amiga.



– Gracias, negrura. – sonreía el erizo verde – Esto lo debiste de haber hecho desde antes.

– No te emociones – mencionaba dejando caer a su amigo contra el césped una vez estando en la cima –, que es la primera y última vez que lo hago. Ahora me cargarás de regreso. – retaba.

– Reto aceptado. – sonreía a un más.

– Ya casi es hora. – decía emocionada la gata sentándose y mirando atentamente al horizonte. – Vengan. – palmeaba a sus costados.



Ambos erizos se sentaron dejándola en medio y, en eso, el sol comenzó a salir iluminando todo a su paso. El moreno miraba con atención cada detalle y tenía formada una ligera sonrisa al igual que el erizo verde, por el contrario, la gata blanca estaba totalmente contenta con lo que estaba apreciando.



– Es bellísimo... – mencionaba el erizo verde.

– Pero no querías venir. – decía con una pequeña risa el moreno – Es hermoso esto.

– Claro que lo es. – decía la gata blanca aun con emoción – Les dije que les iba a gustar esto. – abrazó a ambos de lado soltando un gran suspiro – Gracias por venir a hacer esto conmigo, chicos.

– Los amigos están en todo momento. – decía el erizo verde abrazándola también de lado – Gracias a ti por invitarnos.

– Haríamos lo que sea por ti, Vanny. – mencionaba dándole un suave beso en la frente.

Más allá del viento ~ (2° temporada de Viento Libre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora