Cinco

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Cinco: La debilidad de Inui


El chico miraba de manera embobada el aparador frente a él.

Quizá si apartaba un poco de su quincena por las próximas seis...siete quincenas, podría comprarse uno de esos, definitivamente valía la pena comer solo atún algunos meses con tal de tener ese par de tacones rojos.

Se acomodó mejor la chamarra de mezclilla que llevaba ese día y metió las manos a sus bolsillos, estaba descansando, en el taller, según Shinichiro no había realmente trabajo, Inui pensaba seriamente que nada tenía que ver eso, más bien, lo que pasaba era un chico de cabello bicolor que últimamente andaba rondado por allí.

Ese día había quedado de verse con Akane en el café que había en el centro comercial para después ir a ver una película, pero conocía lo suficiente a su hermana para saber que probablemente la chica llegaría con un par de minutos de retraso.

Así que se dejó caer en una banca cerca de donde se habían quedado de ver, estaba cerca de la cafetería y también de la zapatería que tenía esos bonitos tacones rojos.

Sus ojos por inercia fueron a parar de nuevo al aparador, mientras su mente viajaba a recordar la última vez que pudo darse el lujo de comprarse más que un par de zapatos bonitos.

No se quejaba de la vida que tenía, de hecho, amaba compartir departamento con Takemichi, adoraba a ese chico con todo su corazón, tenían siempre comida en la nevera y siempre podía darse lujos de salir a comer o algún lugar divertido con sus amigos y hermana, definitivamente agradecía mucho la vida tan tranquila que había podido construir en los últimos años.

Pero...

Cerró los ojos unos segundos dejando que sus demás sentidos se agudizaran y pudiera oír con una gran claridad los sonidos de las personas paseando en el centro comercial, las risas, los murmullos... la presencia a su lado.

Abrió los ojos de manera pausada, sin permitirle ver a la persona que seguramente se había sentado a su lado la molestia que le causaba que invadieran su espacio, había muchas bancas a su alrededor, ¿por qué sentarse junto a él?

Pero justo en el momento que Inui pudo ver los ojos del contrario, casi quiso salir corriendo de la banca.

Su maldito corazón traicionero saltó sin control dentro de su pecho, era como si en un par segundos volviera a ser ese adolescente hormonal que no podía estar cerca de su mejor amigo sin sentir que tenía una taquicardia nada sana, incluso recordó como tuvo que ir al médico asustado por su corazón desbocado, y también la risa nada discreta del doctor para después decirle con una cara muy seria y tono profesional: "sí, lamento informarle que usted está gravemente enfermo... de amor"

Cretino.

Kokonoi estaba sentado a su lado, llevaba puesto un elegante, pero discreto traje color blanco con ligeros adornos negros, su cabello estaba peinado hacía un lado, y lucia fabulosamente armonioso que fuera peliblanco.

Le miraba de manera curiosa, como siempre lo hacía cuando quería empezar una charla y no tenía ni la menor idea de cómo hacerlo: primero lo escaneaba con la mirada para medir cual podría ser la reacción que llegaría a tener. Koko siempre había sido absurdamente calculador.

E Inui siempre había sido absurdamente bueno ocultando las reacciones en su cara, las cosas que lo perturbaban, toda emoción podía quedar olvidada en cuanto su mente le recordaba mantener un gesto frío e imperturbable frente a cualquier persona, incluso la que aún le causaba taquicardia.

Esa era una de las razones por las que Inui pensaba que Koko y él se complementaban tan bien: Inui siempre era un misterio que Koko quería descifrar.

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