Capítulo 24

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Estados Unidos

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Estados Unidos

/Nueva York/

Dos días después...

El día estaba calmado, era cómo si esperara el caos que se iba a formar en el momento en que pusiéramos un pie en la empresa de Anderson. Nos habíamos levantado muy temprano para hacer nuestras revisiones finales para que nada fallara. Todo estaba bien, todo pintaba que iba a salir bien.

Ayer habían llamado a Siria para decirle que estaba contratada y que hoy tenía que presentarse a las siete de la mañana para comenzar con su trabajo. A mí también me llamaron, me dijeron lo mismo y tenía que estar ahí una hora después de la entrada de ella. Antes de la hora acordada, Siria bajó de la camioneta y caminó dos cuadras para llegar a la empresa. Después de unos minutos, bajé yo y recorrí las pocas calles que me separaban de la empresa.

Company Anderson

Me detuve frente al gran edificio de grandes ventanales. Casualmente quedaban frente a la cafetería de Alondra, la cuál ya estaba abierta después de lo que pasó con su hija.

Caminé al interior del gran edificio y me fui directo a la recepción para darle mi nombre a la mujer de ese puesto. Se veía que el trabajo estaba más presente que nunca, las personas iban y venían con documentos y carpetas.

—Buenos días— saludé a una mujer morena, la cual me regaló una sonrisa cuando levantó la mirada al oír mi voz.—Mi nombre es Diana— me presento.

—Oh ¿Eres la nueva asistente de la señora Victoria?— asentí.

—Ven por aquí— se levantó de su lugar y me guió hasta el elevador.—La señora Victoria me dijo que te llevara a tu lugar de trabajo, ya que todavía no conoces el lugar.

—Te lo agradezco— sonreí.

Abordamos y marcó el piso al que llegaríamos.

Las puertas estaban a punto de cerrarse, pero no lo lograron, una mano masculina había impedido que lo hicieran. Esas mismas manos que se aferraban al barandal días atrás portando el brazalete negro impedía que las puertas se cerraran. Esas manos tan grandes y masculinas que me sujetaron toda una noche estaban frente a mí de nuevo. Los nervios florecieron. Él no podía reconocerme. Simplemente no.

No quería ni imaginarme su reacción al enterarse quién soy en realidad y de todo lo que he hecho en su contra.

En el momento en el que las puertas se volvieron abrir para que ese hombre entrara, sus ojos conectaron con los míos tal cual un imán y un mal presentimiento se hizo presente de nuevo. Sus ojos negros se toparon con el azul te mis pupilentes, fueron segundos en los que intercambiamos miradas.

Era Liam Trembley.

Un escalofríos recorrió todo mi cuerpo, sentía sus ojos en mí, me miraba sin disimular, podría hasta jurar que la chica que me acompañaba también se dio cuenta.

Hermoso Caos (#1. Bilogía Atracciones Peligrosas) (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora