Él, es el feroz fuego que devora y extingue todo a su paso.
Ella, la poderosa tormenta que arrasa con todo y todos sin ningún remordimiento.
Los dos, son un caos. Un hermoso Caos.
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Francia
/París/
Siento la suavidad de la brocha de maquillaje en mis mejillas. La maquilladora está colocándome rubor mientras otra arregla mi cabello. Miro por el espejo y me topo con los ojos de Siria mirándome cómplice. También está Gabriela y Tiana cerca de mí, recibiendo la misma atención.
Hay algunas mujeres maquilladoras y de vestuario que son de la organización. Algunos se hicieron pasar por público, otros son de la prensa y otros del mismo personal de la empresa.
Me dejan lista y Siria y yo nos vamos al lugar de dónde debemos salir. Llega una chica rubia que nos sonríe y se coloca en medio de las dos. Las modelos regresan y en cuándo se pierden de la vista de las personas salimos nosotras. La rubia en medio, yo a su izquierda y Siria a su derecha. Caminamos por el extenso escenario al mismos tiempo con pasos firmes, espalda recta y mentón en alto modelando las prendas de alta costura.
Yo visto un traje negro con un top del mismo color bajo el blazer, con unos tacones negros de tacón de aguja, negros, también, y el cabello suelto.
Caminamos y cada quien posa de diferente manera para los fotógrafos y para el público. La verdad las clases que Paola nos había dado nos sirvió de mucho. Giramos en nuestro lugar dándole diferentes ángulos de vista a las personas y nos volteamos para caminar de nuevo y salir del escenario dándole el turno a Gabriela y a Tiana.
Así se va parte del evento, pierdo la cuenta de las veces que he salido a desfilar sola y acompañada con las chicas y con las demás modelos. El evento va bien (por el momento) hay mucha gente en el lugar y hasta van entrando más para ver el espectáculo. El área de modelos es un conjunto de ropa, maquillaje, joyas, mujeres corriendo preparándose para salir y otras regresando para cambiarse y ponerse el siguiente traje.
Un grupo de ejecutoras de la organización me ayudan a quitarme la ropa y colocarme un vestido rojo de dos piezas. Ya casi se viene el momento de salir otra vez. Me colocan las armas con cuidado de no llamar la atención y que otras personas se den cuenta. Todas me rodean cubriendo mi cuerpo para que nadie vea.
La noche ha ido muy pacífica pero esa paz se acabará a la hora de que salga al escenario de nuevo. Terminan y antes de salir, un hombre trabajador de la empresa se acerca apresuradamente.
—¡Victoria cariño!— pongo mi atención en él y lo miro llegar agitado.—No puedes salir sin esto— Abre una caja de terciopelo, mi mirada se centra en la hermosa joya que reposa en el interior. Es un rubí en forma de corazón, tiene diamantes alrededor incrustados y la cadena es de un oro resplandeciente.
—¿Un rubí?— pregunto admirando la belleza de piedra que reposa en esa caja dónde tiene escrito el nombre de la empresa.
—Oh no— hace que me gire para abrocharlo y dejarlo caer en mi pecho descubierto.
