L| siguientes días

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El semáforo me anuncio con un rojo vivo que debía detenerme y aproveche ese momento para ver mi celular. Un rápido vistazo me basto para reaccionar que esto era totalmente idiota, no solo por lo impulsivo y precipitado de mi decisión, también por lo peligroso que esto era para él. ¿Qué si se daban cuenta que estuvimos juntos? ¿Cuáles eran las consecuencias de acercarse  a alguien, violando la orden de alejamiento?
Lo que me daba rabia de esta situación, era que yo nunca desee que Zayn estuviera lejos de mi... Malditas sean las leyes y la ética del humano.

-Hola-hable al celular, acomodada en el asiento de mi auto, estacionada a un lado de la autopista-
-Hola, Mónica-su voz sonó cansada, algo adormitada y ronca como de costumbre. Solo su voz enviaba un escalofrió por mi cuerpo que no podía controlar- ¿Qué quieres?
-Uhm, yo... quería verte-a causa de esa pregunta, me sentí intimidada- ¿Te moleste que te llame?-baje la mirada a la nada, triste a causa de las ideas que atacaban mi mente-
-Oh, no, no, no pienses eso, por favor, Mónica, sabes que me encanta hablar contigo-en una sola oración acelerada, disipo cierta parte de esas ideas del demonio que me preocupaban. Había culpa en mí que no pensaba dejarme en paz con tanta facilidad- Solo estoy cansado y, uhm, tengo sueño. ¿Qué habías dicho antes? ¿Qué querías?-suspiro- lo siento, estoy muy distraído.
-Zayn... ¿te encuentras bien?-evite lo demás que había dicho y me concentre en su manera de hablar y como sus pensamientos claramente no estaban en orden-
-Si, no-no te preocupes. Estoy bien, nena, como te dije, solo estoy cansando.
-De acuerdo-murmure y rasque mi nuca, pensativa- Duerme y hablamos luego ¿sí? Creo que igualmente es mejor que no nos veamos estos días-mordí mi labio inferior, triste solo con la idea de no estar con él esta última semana. Hubo un largo silencio, incluso pensé en terminar la llamada  y volver a casa, pero él volvió a hablar. Hablaba suave y distante, con un tono depresivo que nunca había escuchado de él-
-Mónica... Deseo estar solo, pero te necesito. Es tan contradictorio-gruño. Me quede callada, dejándolo hablar- Ayer por la noche... Yo... ¿sabes qué? Olvídalo-fruncí el ceño, algo extrañada por su comportamiento-
-¿Todo bien?
-Todo excelente... ¿Has pintado últimamente?-la pregunta vino de la nada, así que respondí algo extrañada... Zayn se estaba comportando muy extraño-
-No más que bocetos simples... No he tenido tiempo ni animo.
-Deberías, nena, deberías pintar más. Te ayuda a liberar esos sentimientos frustrantes... Creo que estoy hablando por mí-gruño con pura frustración- Mónica, mejor me voy.
-¿Estás seguro que estás bien?-pregunte preocupada, sintiendo que algo en él estaba mal-
-No, nada está bien, mi problema es que tengo un ataque de ansiedad, pero no vengas ¿de acuerdo? Se me pasará y estaré bien ¿sí?-tuve el deseo e impulso de igual ir con él, pero aprendí después de meses de conocerlo a fondo, que él cuando quiere estar solo, es mejor darle su espacio-
-Si necesitas algo... Llámame ¿sí?-solo escuche una pequeña afirmación y por un momento sentí que hablaba con un pequeño chico de 15 años con problemas para controlar sus emociones- Te amo.
-Te amo, Mónica... Lo siento por esto... Adiós-dio fin a la llamada y mire mi celular algo confundida y preocupada, más que todo sintiendo ese maldito pinchazo en un costado que me recordaba que era culpable de todo esto-

Al volver a casa papá empezó a hacer preguntas como me lo esperaba, pero termine evitándolo y subiendo a mi habitación para descansar y prepararme para lo que sería el día de mañana.

¿He dicho que odio la escuela? Bueno, lo hago y más cuando el Sr. Malik no esta en ella. Los pasillos me parecían de momento solitarios y tristes. Las personas se susurraban entre sí al verme y algunos reían. No sabía si era por mí, pero todo parecía un ataque a mi persona. Habían miradas extrañas, miradas de burla y de asco, también habían preguntas ¿Por qué despidieron al Sr. Malik? ¿Es cierto que salía con una alumna? ¿Creen que se ira a Inglaterra?. Era enferma la sensación que me invadía al escuchar esos susurros en los pasillos, pero nada se comparaba a las clases, que era como todo lo que esuchaba afuera, encerrado en cuatro paredes.
Las paredes tienen oídos y al parecer tambien boca, el cuento se propagaba como enfermedad por la escuela y al final del día, todos me miraban con asombro, odio, asco, burla y demás cosas, solo por la estúpida idea que tienemos los humanos de lo que es correcto e incorrecto, además de creer solo en lo obvio y no ver el contenido.
Cansada de lo que ahora era la vida, volví a casa rápidamente, sin detenerme a hablar con mis amigos, evitando las preguntas de Mike y Camille, evitando los ojos llenos de victoria y burla de Sebastián, incluso de los intentos de consolarme de Luis y Tati... Solo quería estar sola, y fingir que era fuerte y que lo que pensaban de mí no me intenresaba. No lloraría frente a ellos, no les daría la satisfacción a unos de verme destruida porque nunca lo hice y hasta el día de hoy, no lo haré.

Sr. Malik Donde viven las historias. Descúbrelo ahora