Mire la hora en mi celular mientras daba el último bocado a mi torta de chocolate. Faltaban 10 minutos para la media noche, podría llamar ya a Marcus, pero sabía que él no quería y mientras más tiempo tuviera con Zayn, mejor para mí.
Limpie mis labios mientras trataba de ver el número que señalaba la cuenta. Zayn saco su billetera y saco unos billetes para entregárselos al mesero que esperaba paciente el pago.-¿Cuánto salió?-arquee una ceja cuando el mesero se había ido-
-No importa-se encogió de hombros- yo pague, no tienes que preocuparte-tomo mi mano y la beso mientras me miraba a través de sus largas y gruesas pestañas- ¿quieres irte ya a casa o vamos a caminar?-me tomo un momento regresar a la realidad y asentir-
-Vamos… Vamos a caminar-sonreí dulce y me puse de pie, tomando mi bolso y acomodando mi cabello. Su mano no tardo en atrapar la mía y entrelazar nuestros dedos. Su mano lograba rodear la mía y encajaba a la perfección entre mis delicados dedos. Salimos del restaurante sin soltar nuestras manos, dejando que el frio del exterior chocara con nuestros rostros-
-Ha sido una buena noche… No he hecho el ridículo-soltó una risa silenciosa, achinando sus ojos hasta el punto de cerrarlos- Soy un desastre en las citas.
-Pues hoy no lo has sido, todo ha salido perfecto-pose mi mirada al frente, viendo a la gente pasar. Ya había pocas personas y todas jóvenes y alegres. La vida comercial del lugar se había acabado y muchas tiendas ya estaban cerradas y oscuras, solo los lugares nocturnos le daban vida al lugar- Cuéntame más de ti, Zayn-lo mire, rogando con mis ojos azules-
-¿Qué quieres saber ahora?-arqueo una ceja hacia mí, chocando su mirada con la mía, conectándolas-
-¿Por qué dejaste la escuela de artes?-su mano presiono la mía con delicadeza y miro al frente, sin dejar su paso lento y relajado, típico de él-
- Después de escapar de Londres me mude con mi madre y mi hermana. Mamá había tenido otras dos hijas que yo no conocía. Ella era una pequeña artista que vendía sus obras en un puesto de la plaza central, no le iba mal. Su nuevo esposo era el gran apoyo económico de la familia, porque él era profesor en una universidad-se encogió de hombros- Junto a Nate pagamos un apartamento cerca de donde vivía mi madre. La visitaba seguido y una vez la encontré dibujando… Nunca tuve buena comunicación con ella, no tengo lazos con ella y realmente la conozco muy poco al igual que a mis hermanas, pero esa vez hablamos por horas y dibujamos juntos. Hice otros cuadros y ella los puso a la venta en su puesto. Un día un hombre que ella conocía muy bien llego a comprar un cuadro y quedo fascinado con un trabajo mío. Mamá le contó que era mi obra y este hombre insistió por años para convertirse en mi mentor y me prometía muchas cosas. Acepte y lo primero que hizo fue ponerme en clases de francés y llevarme a clases extras de arte en la escuela de bellas artes-suspiro como si el recuerdo le doliera. Yo lo abrace de lado y él me dedico una débil sonrisa- Tiempo después descubrí que ese hombre era el director de un área de esa escuela y lo que realmente estaba haciendo era prepararme para postularme como nuevo estudiante. Entre en segundo año de una vez, no sabía lo a lo que iba, yo no tenía sueños ni metas… Yo iba por lo que madre me decía que era correcto y por revelarme a lo que mi padre quería de mí, llevarle la contraría aunque él no lo supiera. Ni termine mi segundo año y el Sr. Fayolle me dejo ir, diciéndome que cualquier favor que yo quisiera, él se encargaría de ello… Era como un padre para mí y sentí que lo decepcione al abandonarlo-me miro y yo fruncí el ceño-
-Pero eso es lo que te gusta hacer, te gusta pintar, dibujar… ¿por qué lo dejaste?
-Su voz me atormentaba, Mónica. Mi padre parecía seguir ahí a mi lado. Mamá me decía que podía ir a un psicólogo y superar esos traumas que mi padre me dejo, pero siempre terminaba gritándole y echándole la culpa a ella de haberme dejado con él… No quería ir a un psicólogo, no quería ayuda. Yo quería encontrarme, saber quién era y que es lo que quería, y creía que si yo no lo lograba entonces nadie lo lograría por mí-se encogió de hombros, acariciando mi hombro con la mano que me rodeaba. Sus ojos volvieron a los míos y sus labios se curveaban en una sonrisa delicada y dulce, próxima a romperse en mil pedazos. Era una sonrisa de dolor- ¿Nunca has visto los dibujos de otros chicos y te has sentido mal creyendo que tus dibujos no son tan buenos como los suyos?-asentí sin pensarlo, ya que me sucedía muy seguido en las exposiciones que hacía la escuela una vez al año- Bien, ahora imaginate a un chico inseguro en un universidad, rodeado de artistas experimentados, mostrando sus obras día y noche, pintando a su lado. Simplemente no podía conmigo, con las voces ni con el miedo a fracasar. Así que lo deje e hice una carrera corta. Me mude aquí, escapando de mi familia y mientras trabajaba termine el estudio para ser profesor… Así fue.
-No se vale-bufe, viéndolo- Esos son tus sueños, Zayn.
-Yo no tengo sueños. Nunca pensé en un futuro, vivo para complacer a mis padres y lograr lo que ellos quieren de mí-me interrumpió- De alguna manera busque su aprobación toda mi vida. Ahora que ya no me importa, ya es demasiado tarde.
-Pues tendrías que dejar de hacer eso. Aun tienes años por delante, no es tarde aun. Podrías hacer aun algo por alcanzar metas nuevas, algo que te propongas-bufe y nos quedamos callados. No tenía más por decir y él tampoco. No sabía cómo podría convencerlo así que simplemente me rendí, olvidando el tema- ¿aun hablas con tus padres?-hable después de un largo silencio-
-Si. Mamá me habla muy seguido, siempre quiere saber cómo me va y esas cosas. Está en plan de mejorar como madre conmigo-hizo una mueca y luego sonrió- algo tarde lo decidió, pero es agradable saber que al menos lo intenta. Con papá no hablo desde hace más de un año y medio. Suelo hablarle para su cumpleaños y final de año, pero este año no me contesto en su cumpleaños y el 31 del año pasado me contesto muy borracho. La última vez que hablamos, que él estaba sobrio, me empezó a gritar y decirme lo mal hijo que era por dejarlo solo… Termine colgándole-su cuerpo se tenso, viendo a la anda de nuevo- Ni sé si está vivo y tal vez ya no lo odio, lo he perdonado a decir verdad, pero él ya no me importa así que no vivo pensado en él.
-¿Sí volvías a Lodres, pensabas verlo de nuevo?-él solo asintió inseguro, manteniéndose en silencio-
ESTÁS LEYENDO
Sr. Malik
Fiksi PenggemarAl inicio de su último año, Mónica Ferro conoce a su nuevo profesor de historia quien, como a todas las chicas, le atrae físicamente. De golpe, Mónica se encuentra obsesionada con él, con su sonrisa, sus gestos, sus ojos... Hay algo más que solo...