Capitulo 7

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Una fiesta desastrosa.

Aquí si estaba el contexto que todos buscábamos.

Estábamos ya bajando del Uber que nos trajo, porque, Rain era una loca que manejaba como si tuviera diez vidas, que se pasaba los altos y que pensaba que manejaba un auto de carreras. Leah manejaba con precaución con paciencia tortuga, y eso a mi paciencia la hacía no tenerla.

Y ¿Yo? Yo no tenía permiso de manejar.

Llegamos a la casa de un alumno de la ¿Universidad? Pues no tenía idea, solo sé que vine arrastrando gracias a las locas de las esas dos.

La casa ya estaba atestada de personas con ruido, y cosas que no puedo tomar, ni agarrar, ni mucho menos verlas.

Rain iba adelante metiéndose entre el tumulto de personas mientras iban tomadas la tenía de la mano, Leah no tardo en agarrarse de mi mano también para que no me perdiera. Porque yo, no tenía ni idea, a donde ir, yo era la amiga que tenías que agarrar de la mano en cualquier lugar o se perdía o casi atropellaban.

Llegamos hasta la barra donde había muchos tipos de alcohol. Hacían que picara mi nariz de nada más que olerlo.

Tenía en mi mente el audio de Tiktok de, yo no veo nada, yo no veo nada.

La fiesta por lo que Leah me dijo o más bien me grito, era que el chico que hizo la fiesta era conocido de Mikhail, pero Rain le dijo que había fiesta. ¿Qué? Raro cierto a mí también me había parecido bastante raro.

— ¿Qué quieres tomar? — Pregunto en un grito Leah. La música estaba a un volumen bastante alto que nos hacía gritar para poder hablar.

— Agua o jugo — Le respondí en el mismo tono.

— Pero. Oh cierto, no te muevas ya vengo voy a buscarlo. Solo mira a Rain, ya sabes como se pone — Asentí mientras se metia a la cocina.

Vi cabellera castaña como la de Zac... Espabila Alice, Espabila. Dios, Zac ya estaba muerto.

Vi a Rain bailar, No lie de Dua Lipa y de Sean Paul. Al menos no estaba bailando como Luna.

Movía mi cabeza al ritmo de la canción.

Sentí la mano de alguien llevarme hasta la pista de baile me iba a voltear y quitarme de encima a esa persona gritándole que era un idiota. Pues no sabía quién era. Pero no lo dije del por quien era. ¿Y ese alguien era? Hades.

Me movió las cejas y una sonrisita se le escapó.

— ¿Tú? — Pregunte con el ceño fruncido.

— ¿Diosa griega me extraño? — Murmuro.

¿Se le habrán pasado los tragos? ¿Pero qué?

— ¿Perdona?

No entendí absolutamente nada.

— ¿Qué? ¿No tu segundo nombre era Atenea? Mi vaga mente de ebrio dice que sí.

Con razón, estaba pasado de copas.

— Pues sí. Pero que yo recuerde la otra vez era Miller — Hable con tono de reproche.

— Y que yo recuerde no me has hablado en cuanto, ¿Dos semanas? ¿Por qué Atenea?

Fue extraño escuchar el Atenea y no de la boca de mi madre.

Ahora si por la diosa Atenea, gracias al dios del dios que le puso ese nombre, ahora salía de su boquita.

Gracias Mamá.

— No tengo que informarte nada de mi vida, que ni amigos somos, Kaheler — Masculle con enojo.

¿Y si él me cautiva?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora