Prologo

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Estaba soñando.

El techo parecía antiguo, sus sueños eran tan reales que podía sentir la dureza de la cama.

Se inclinó un poco a observar a su parte derecha para intentar ver lo demás de la habitación, parecía ser una posada pero sus ojos se detuvieron en la persona dormida a la par de él.

Lo había escuchado, tenía una voz energética y alegre pero su rostro jamás lo pudo ver. Hasta ese día.

''Wow''

No prestándole atención a nada, el joven estaba dormido de lado, largas pestañas, rostro fino, tenía una piel tan blanca como la nieve, estaba tapado torpemente con una sábana, se podía ver un cuerpo delgado con una cintura pequeña y un largo cabello tan negro como la tinta que estaba ligeramente desordenado.

El colocó su mano sobre su rostro, luego acarició sus labios, se podía sentir tan real, el dio un largo suspiro aun dormido.

Con la otra mano acarició su cuerpo, no sabia porque estaba tan nervioso cuando le tocó el pecho, pero no pudo más, abrazándolo, rodeando con su brazo derecho esa pequeña cintura y atrayéndolo a él, mientras que con la otra enterró sus dedos en su cabello, acariciándolo y sintiéndolo suave.

Su aroma era tan agradable que podía calmarlo incluso en días de tempestad.

Bajó la mano para tocar sus glúteos, eran firmes y suaves como el resto de él.

Ante esa acción el despertó pero no se apartó ni se espantó.

—Mn, querido, ¿Qué pasa? — le dijo con cariño, correspondiendo el abrazo y acurrucándose mejor en su pecho. — ¿tuviste una pesadilla? Yo estoy aquí.

Lo vio a los ojos, ya despierto podía sacarle un suspiro a cualquiera, sus largas pestañas ajustaban perfectamente con unos ojos alegres y perfectos.

Como era de esperarse despertó de su ensoñación, tenía una llamada de emergencia. 

Comandante WangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora