Capítulo 11; Mío

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Todos estaban de brazos cruzados, el silencio en la cabaña donde se habían quedado se hizo sepulcral.

—¿Pretendes que te creamos todo eso? — uno de ellos rompió el hielo.

Wei Ying se había quedado viendo su copa de vino con la cabeza gacha, realmente no le importaba que Yibo dijera la verdad, eran sus amigos de confianza pero de nuevo comenzaron a verlo como un monstruo, así como los demás de la base.

—¡Si es cierto seria increíble! — eso lo sorprendió y levantó la vista — ¡un super humano en la vida real!

Yibo miró a Wei Ying, ahora entendía porque esos eran sus amigos. Colocó su brazo alrededor del cuello de Wei Ying.

—Así es, prácticamente indestructible... — la mirada dejó de ser como antes para convertirse en curiosidad y adoración, no era cuestión de decirlo en voz alta de que el gobierno pensaba utilizarlo como arma. Pero necesitaban al Comandante Wang para eso.

—Ahora que sabemos que eres super fuerte, ¿puedes pelear? — Wei Ying asintió con su linda sonrisa.

—No, no, ya se por donde va esto, va a darles una golpiza... — Yibo advirtió pero Wei Ying quitó su brazo que tenía alrededor del cuello.

Todos se pusieron de pie, sonriendo ante la emoción. Eran un grupo de soldados peligrosos que quizás les gustaba pelear, Yibo simplemente retrocedió.

—¡Vamos Comandante! ¡no tenga miedo! — todo lo que contó podría ser una exageración, pero incluso así sabía que esto terminaría mal.

—Wei Ying, si vamos al hospital van a comenzar a decir muchas preguntas...

—No te preocupes, seré gentil. — Todos eran grandes y fuertes por lo que Wei Ying se miraba inofensivo, pero todo se deshizo cuando comenzó. Esquivó el primer golpe con mucha facilidad.

Wei Ying lo empujo con sus manos como que fuera un juego, pero fue suficiente para que cayera pegando en la pared haciéndose daño.

Los demás continuaron, Wei Ying volvió a esquivar con mucha facilidad, el lugar era pequeño por lo que comenzaron a golpearse los unos a los otros.

Yibo se sentó tomando vino viendo la escena, ante sus ojos parecía bailar, ¿Cómo puede ser tan encantador pero aterrador al mismo tiempo? Había quedado ido viéndolo que no se percató cuando todos ya estaban en el suelo.

No supo cuánto tiempo pasó.

—Les dije que les iba a dar una golpiza — sonrió viéndolos a todos, el cual lo fulminaron con la mirada. Había cumplido su promesa, las heridas no eran tan graves como para ir a hospital.

Era preciso cuando atacaba, quedó claro que podía hacer mucho daño con muy poco.

—Necesitamos un par de clases — Wei Ying volvió a sonreír y asintió. Seria divertido.

Durmieron en aquel departamento las pocas horas que quedaban, en colchonetas, y Wei Ying de nuevo se había recostado demasiado cerca de Yibo, incluso su posición era incomoda, solo por estar a su lado.

En el suelo sin protección alguna.

—Wei Ying... — intentó despertarlo, su intención era moverlo pero en vez de eso provocó que Wei Ying se subiera sobre su pecho, Yibo sintió sus orejas arder, no sabia si lo estaba haciendo a propósito. Intentó moverlo pero era como suponía, Wei Ying era como una placentera pared de concreto siendo incapaz de moverlo.

Sintió su respiración en su cuello.

—¡Wei Ying basta! — comenzó a forcejear con él, tomándolo de los hombros lo mas prudente que podía pero no funcionaba. Sabía que cuando estaba inconsciente de verdad no era tan pesado, por lo que lo estaba haciendo a propósito. Observó a los demás, para su suerte todos dormían plácidamente. — Wei Ying alguien nos va a ver... comenzaran a sacar conclusiones erróneas.

Comandante WangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora