1

5.3K 222 149
                                    

<< Is there anything else you want? >>

Los días en Zaun habían pasado tan rápido que toda sus vivencias ya se contaban como leyendas de su historia.

Aun así, Zaun seguía siendo Zaun, eso nunca cambiaria a pesar de los años que habían pasado. Piltover seguía teniendo mayores recursos, poder y riqueza. Pero para Ekko, su pueblo había sobrevivido y se había elevado con uñas y sangre, prevaleciendo y renaciendo.

No dejaban de haber rastros de lo que un día fue, pero definitivamente las nuevas generaciones podían tener un panorama diferente.

Si, Zaun había mejorado, sus calles estaban limpias de brillo, drogas o cualquier resto ilícito, escondidos solo en las esquinas más profundas donde no habían llegado. Los ladrones, personas pobres y ex terroristas seguían en aquella zona; aun existían momentos donde la lucha exterior terminaba afectando indirectamente a la ciudad.

Ya sean hombres armados, armas o bombas.

Bombas

Ekko sinceramente no podía evitar que su cabeza relacionará esa palabra con la... Explosiva chica.

Los reportes habían sido tan recurrentes esos días.

Personas afectadas por la contaminación y daños provocados, hacían que él tuviera que salir desde temprano y durar horas y horas en esfuerzo para planificar, ayudar y hacerse cargo de todo lo que Zaun necesitará.

Para los Firelights—Y gran cantidad de Zaunitas— Ekko representaba un Rey, para otra parte se había convertido en una figura de autoridad o protección a pesar que en la misma ciudad no había ni monarquía ni gobernante.

Ekko son saberlo término cargando una pesada corona de restos del basurero acomodados perfectamente para que encajaran. Cuando lo pensaba así casi podía ver los dedos delgados y callosos de una niña encajando cada pieza con dedicación.

Era una corona que no existía pero que pesaba en sí mismo, a pesar de ello Ekko alzaba el rostro, orgulloso de la misma.

Los Firelights se habían fortalecido de tal forma que su escondite ya no era secreto, casi como un centro de operaciones, recursos y recuperaciones. La gente entraba y salía de allí como pan de cada día y los niños saltaban con emoción soñando con ser parte de los mismos.

Ekko sonreía cuando ellos corrían hacia él, pidiéndole unos segundos de atención y preguntas como si de un héroe se tratase.

Aun con tanto poder y fortaleza Ekko seguía adorando llegar a su casa, protegido y listo para deshacerse de cualquier responsabilidad del mundo al rededor.

Su casa si bien no era grande, era acogedora. Su novia solía ignorar asuntos de organización del hogar, así que el mismo se había encargado de hacerlo. Los tonos cafés y verdes siempre resaltaban. Aunque claro, viviendo en una casa en un árbol era lo menos que podrías esperar.

Su hogar, que antes era una de sus oficinas se había convertido en un lugar bonito, se sentía orgulloso por eso. Orgulloso de cada mueble, silla, mesa o plato que el mismo hubiera tallado.

Entonces la noche llegaba. Ekko subía las escaleras sin prisa y con su espalda a no poder más, después de despedirse de Scar y de Rose, había decidido que ya era justo un descanso.

Abrió la puerta recuperando la compostura, saludando en voz alta hacia el interior.

–Llegué –Anunció él antes de escuchar rápidos pasos en su dirección.

Si, Ekko estaba orgulloso de muchas cosas. Pero su mayor orgullo era Phil.

–¡Papa! –Como si el niño no hubiera visto a su padre en días y no esa misma mañana corrió hacia el para tirarse a sus brazos, acción que su padre facilitaba agachándose a su altura para que este en volviera sus brazos alrededor de él y lo abrazara con cariño.

Ekko lo alzaba para hacerlo reír justo antes de que el enérgico pequeño de 6 años empezara a relatar su día como una aventura extraordinaria y llena de emoción, Ekko sonreía con cada palabra sin entender muy bien su historia, pero feliz de su emoción y celebración.

Lamentablemente su hora se había corrido bastante, como todos los días, haciendo que el pequeño moreno no tardara en bostezar con sueño en sus brazos.

Solían acomodarse en la pequeña cama de madera del cuarto de Phil, Ekko tocaba su cabello crespo y oscuro antes que Phil callera dormido a su lado.

No había cosa que calentara más su corazón que saber que su pequeño siempre estaría bien, a salvo. Que para Phil no eran historias de como escapaba de los Piltiees a comparación de Él a sus 6 años.

Para Phil Zaun era una ciudad sencilla y genial, donde viviendo en el refugio gozaba de todas las comodidades necesarias, tal vez no al nivel de Piltover, pero nunca le faltaba nada.

Ekko besaba la frente del niño tranquilo.

Él se aseguraría de que no le faltaría nada.

El mayor salió del cuarto con cuidado apagando la luz y cerrando la puerta con silencio a la vez que una mujer entraba por la puerta principal.

–Oh... Ya volviste– dijo para soltar algunas bolsas de compras e ir directo hacia la cocina para prepararla para los nuevos alimentos.

Ekko no respondió, se sentó casi rendido en el sofá quitándose la camisa para relajarse.

–¿Phill ya se durmió? –Ekko asintió con simpleza–Estas llegando muy tarde– señaló
–Phil se debe dormir más temprano y se niega a hacerlo sin ti, procura llegar pronto– sin tono de reproche la chica hablo pasando un mechón de cabello tras su oreja.

Así eran las cosas en su casa.

Su relación no era la mejor de todas, debía aceptarlo, aun así, no estaba mal.

Tomo algún pan de la cocina antes de salir hasta el balcón.

Las noches es Zaun se habían vuelto especialmente frías, algo que también se debía en parte a la vegetación que había nacido allí, pero a Ekko le gustaba.

Nunca dejaba de ver la luna entrar por el cielo gracias a que la contaminación se había reducido gradualmente, o de sentirse pleno cuando el frio viento chocaba con sus mejillas.

Se sentaba por minutos cerrando los ojos y recostando su cabeza contra el respaldo de la silla.

No podría irle mejor.

La puerta fue abierta con cuidado por la mujer que cubría sus hombros con una manta típica de los Firelights.

–Ya es tarde– hablo con sencillez– ¿la luna esta hermosa? – a ella no le gustaba mucho el frio en sus mejillas. Había crecido acostumbrada a el calor sofocante de Zaun y sus calles oscuras, así que tal cambio era aún extraño para sí misma.

–Siempre lo está.

Con cuidado se acomodó en la silla al lado de su pareja, cubriendo sus hombros con la manta y apoyando su cabeza contra su hombro.

–supongo–respondió observando el satélite brillante. No pasaron muchos minutos antes que bostezara con sueño, Ekko siempre había comparado sus bostezos con los de Phil, a pesar que el niño se parecía a su padre en mayor parte, había varios detalles que lograba notar de su madre. –Ya iré a dormir, no hagas mucho ruido cuando entres

–Descansa Gea– la mujer morena asintió con sencillez mientras entraba hacia la casa para ir a su cuarto.

Ekko siguió con la luna, no faltaba mucho para que los pequeños Firelights volaran hacia ella haciendo que la luz de la misma se mezclara con la luz verdosa de su cuerpo.

Si, Ekko se quedaba las noches observando la luna en busca de algo, de alguien.

No podría quejarse de nada, todo estaba bien, él estaba bien.

Amaba todo lo que lo rodeaba y donde estaba.

Pero en noches así, cuando los Firelights empiezan a salir de sus escondites revoloteando y llegando hasta superar su límite chocando contra la luna no podía evitar pensar.

En que quería algo más.


...

Nuevo proyecto para los sábados jsjs.

plis no olviden comentar y hacer sus teorías <33

Espero tenerlos conmigo en esta obra.

Cuando amamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora