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El líder de los firelights se dejó caer contra su silla, dejando que su cabeza golpeara con su espaldar y expulsando un fuerte suspiro.

Se considero totalmente fuera de labor cuando su reloj de bolsillo toco las 6, con su hijo fuera no hacía falta que llegara a casa temprano.

Lo cual causaba sensaciones contradictorias en su mente.

Dejos sus ojos vagar hasta su escritorio, cayendo sobre la dichosa caja a medio cerrar.

Estaba seguro que la había dejado cerrada

-Ekko-Su mente hizo una mala pasada, su voz era tan nítida y su imagen tan clara que casi podía tocarla.

-Basta deja de jugar.

Dos coros de risas se unieron, Jinx moviendo sus manos intentando apartar las suyas

Termino de jugar con ella cuando sintió que era hora, se sentó firme cuando miro la expresión seria de la joven.

Una expresión no muy habitual.

Una que seguía dando vueltas en su mente.

-Me iré de Zaun. -Ekko miró a la peli azul con una mueca.

-oh...entiendo... -dijo uniendo sus manos-¿Cuándo volverás? -miro a Jinx cambiar a una expresión más agria, ni siquiera parecía ella.

-No volveré Ekko-Rosa y café se encontraron, chocando entre sí.

.

Volviendo a la seguridad de su cuarto, Ekko dejo la caja donde antes había estado, era melancólico sacarla de allí después de tantos años.

En realidad, tenía posesiones muy valiosas en ese armario, tan significativas que pueden terminar siendo usadas como tesoro nacional al tener los rostros de los personajes importantes que marcaron un tiempo en la época.

Pero por ahora, eran solo los recuerdos de un pasado escondido en las cenizas del tiempo.

Ekko consideraba a Jinx una incógnita indescifrable, desde el día que Powder dejó de ser ella para ser Jinx, su mente había dado millones de preguntas que nunca fueron respondidas ni cuando se enfrentó a la peli azul.

Se sintió estúpido por, después de tantos años, seguir con la necesidad de las respuestas de su parte.

-Por favor no te vayas

Su tiempo de lamentarse por su inutilidad como para estar a su lado había acabado, sus sueños de compartir un momento con ella habían quedado apartados en su mente y ocultos en su alma.

...

-Buenos días mama.

-Buenos días cielo, por favor siéntate a comer- Gea puso uno de los cubiertos en la mesa de madera, Phill se sentó en la misma, viendo a la mujer peli roja salir rápido del cuarto que compartía con su madre.

-Hola Isal. - la apurada Joven se detuvo, volteando a ver al menor sonrió.

-Buenos días Phill, lo siento cariño tengo que irme pronto, la tienda abre en minutos- dejando un beso en la mejilla de la mujer morena salió de la casa a prisa.

A Phill no le importo, no estaba acostumbrado a comer con la chica peli roja. solo pudo comparar que si hubiera sido su padre le hubiera dado un beso a él también y revuelto su cabello, deseándole un buen día de estudio.

Pero Isal no era su padre.

recogiendo su cabello Gea se sentó al lado de su hijo, Phill le sonrió suavemente siguiendo con su comida, su madre no tardo en seguir su ejemplo, mordiendo el pan.

Cuando amamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora