Hace tres años.

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Querida hermana,

Te preguntaras que paso hace tres años.

Como sabes hace tres años que te fuiste. Hace cuatro comenzaron las peleas de papá y mamá.

El día que te fuiste mamá y papá discutieron, no fue una discusión como todas, fue más fuerte de lo normal. Tanto que mamá se fue de casa. Papá comenzó a beber y yo estaba en mi habitación llorando, no podía parar de llorar cuando escuche que la puerta se abría. Detrás apareció papá con una botella en la mano casi vacía y tambaleándose hacia todos lados. Se estaba acercando a mí "que miras tanto niña, porque lloras." Me dijo y me cogió hacia arriba. Estaba aterrada. Él me empezó a pegar y a decir que yo tenía la culpa de todo, que era una niña mal criada y tonta, tiro la botella al suelo y siguió pegándome, en la cara, en la barriga. Yo no podía hacer nada, estaba contra la pared inmovilizada. Estaba en shock, mi propio padre me estaba pegando. Mis lágrimas no dejaban de salir, no paraba de llorar y gritar. De pronto él paro y se fue dejándome allí, casi inconsciente y llorando.

Esa misma noche fue la primera vez, la primera vez que desmonte mí sacapuntas y comencé a hacer rajas en mi muñeca, se sentía bien, no bien de estar alegre, pero me aliviaba mi dolor interno.

Me pase tres días en mi habitación llorando sin poder hacer otra cosa, no comía, no me levantaba, no me sentía con fuerzas.

Al tercer día papá volvió a entrar. Me metí entre las sabanas con miedo a que lo volviera a hacer, pero solo se quedo allí de pie, dejo algo en mi mesa de noche y se fue.

Escuche la puerta de casa y enseguida salí de entre las sabanas.

Encima de mi mesa había una bandeja con comida y una nota. Abrí la nota. "Voy a buscar a tu madre, como le digas algo a alguien, tu hermana también sufrirá". Estaba aterrada, no le dije nada a nadie, comí, me duche y me maquille para que no se notaran los golpes ni mis grandes ojeras. Mamá no podía saber nada de esto, nada. Ni tu tampoco.

Ellos entraron después de una hora y todo volvió a la normalidad, dejaron de pelearse por un tiempo. Yo hacía cada día mi rutina y ellos la suya, no estábamos tan unidos pero me sentía mejor.

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