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Peter y un chico de pelo negro empezaron a retarse en duelo, haciendo que Reagan se estremeciera con cada choque de los dos instrumentos metálicos. Justo después de que Peter perdiera la suya y levantara una roca para llegar al chico, Lucy les gritó que se detuvieran. Entonces, decenas de criaturas míticas sobre las que Reagan sólo había leído en los libros de su padre, salieron de sus escondites y se quedaron mirando a la pandilla, aún sin Susan y Trumpkin.
La chica se mareó ligeramente ante tal visión. Sin embargo, ella no tiene la culpa. Apuesto a que a todos nosotros nos habría pasado lo mismo si un centauro apareciera ante nuestros propios ojos.
—¿Príncipe Caspian?—,preguntó Peter pareciendo conocer al muchacho. Otro miembro de la realeza.
—¡Peter!—,la voz de Susan apareció de repente mientras corría por la escalinata junto a Trumpkin. Caspian movió su mirada hacia la espada de Peter y entonces se dio cuenta de quién era, abriendo los ojos asombrado.
—¿Gran Rey Peter?—,preguntó asombrado, aunque algo confundido.
—Nos llamaste, ¿no es asi?—,pregunto el mayor de los Pevensie asintiendo, haciendo evidente una vez más su arrogancia.
—Sí, pero... Creí que eras mayor—.
—Bueno, si quieres, regresamos en unos años—,intervino el chico rubio, haciendo que Caspian abriera los ojos preocupado.
—¡No! No, entiendan—,explicó el príncipe,—Es que... No son lo que yo imagine—,tanto Reagan como Lucy pudieron ver como la mirada de Caspian viajaba hacia Susan y se quedaba ahí un poco más que en los demás.
La conversación continuó pero Reagan perdió el hilo de la misma debido a un ratoncito que se acercó a ellos rápidamente. Cuando lo miró mejor, vio una pequeña espada en su pequeña mano.
—Esperábamos con ansias su regreso, mi señor. Nuestros corazones y armas están a su servicio—,le dijo a Peter el ratón, del que aún no sabían el nombre.
—Ya lo vieron, es tan tierno—,susurró Lucy a Susan y Reagan, haciendo que el animal sacara su espada preguntando quién había dicho eso, como si lo hubiera ofendido. Rápidamente, Lucy se disculpó avergonzada.
—Oh, eh... majestad—,dudó el ratón,—con el debido respeto... A mi parecer osado, cortés o temerario describen mejor a un caballero—.
—Bueno, alguien aqui sabe usar la espada—,habló Peter. Empezaron a hablar entonces de un ejército, lo que inquietó a Reagan. ¿Para qué iban a necesitar un ejército? Ella sólo rezaba para que no estuvieran planeando iniciar una guerra o algo por el estilo.
