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Abrió lentamente sus ojos, pues sintió una fresca brisa molestando su rostro, y al hacerlo, pudo encontrarse al hombre más hermoso de la Tierra mirándola con total dulzura.

— Buenos días, princesa — Saludó TaeHyung, sonriendo felizmente.

— Buenos días, guapo — Respondió Sana, sonriéndole de igual forma.

— ¿Cómo durmió la dueña de mi corazón? — Preguntó, acomodando los cabellos de la castaña.

— Bien — Contestó en un tono apagado — ¿Y tú?

— De maravillas — Dijo, y escondió su rostro en el cuello de la japonesa, abrazandola en un intento por sentirla allí.

Se quedaron así por unos instantes más, solo abrazados el uno al otro, sintiendo el ritmo de sus corazones acelerarse.

— No quiero que te vayas — Musitó Kim, ejerciendo  un poco más de fuerza en el agarre — Todos estos meses sin ti fueron la peor totura que sufrí, te necesito en mi vida, y me disculpo por haberte hecho creer lo contrario, sé que no luché mucho por nosotros, lo siento en serio.

Minatozaki soltó un pequeño suspiro, y acarició el cabello del muchacho.

— Yah, no llores bebito — Rió ligeramente luego de oír un sollozo por parte del contrario — Anoche ibas a matarme con tu mirada y ahora lloras  en mi pecho, quien te entiende, Kim TaeHyung — Bromeó ella.

— Anoche estaba borracho, y fue tu culpa, tu provocaste todas mis acciones — Aseguró, aún sin salir  de su escondite.

— ¿Yo fui? ¿Se puede saber porqué?

— Esos pantalones eran demasiado cortos, y tu nunca sales a fiestas con ese estilo de ropa, te conozco, sabía lo que intentabas — Expuso, esta vez mirándola con una expresión divertida.

— Kim TaeHyung, eres un atrevido.

— Oh, ¿en serio lo soy? — Pronunció, sentándose en la cama.

Se miraron fijo entre sonrisas, y luego de un segundo, el coreano inició una guerra de cosquillas, la cual llenó el cuarto de carcajadas y risas sin control.
De un momento a otro, las posiciones cambiaron, y Minatozaki terminó encima de Kim, dando allí por concluida la batalla anterior. Las risas fueron cesando lentamente, y en sus ojos se vio reflejado un brillo en el momento que sus miradas se cruzaron y conectaron.

— Te extrañé, tonta — Pronunció él, acariciando la mejilla de la femenina.

Ella arrimó su rostro al del joven, y sus narices se rozaron en un pequeño juego — Yo igual — Respondió.

Y finalmente se besaron, con esa dulzura que solo tenían reservada para el otro. Las sabanas se deslizaron por sus cuerpos, y decidieron quedarse en la cama un rato más.

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Se removió en su lugar, y el pánico entró nuevamente en su cuerpo al sentir la cama vacía, por lo que se levantó bruscamente, se vistió, y salió del dormitorio.

— ¡Sana! — Gritó desesperado.

— ¿Si?

Volteó al lugar proveniente de la voz, y se encontró a la japonesa poniendo la mesa para almorzar.

Suspiró aliviado — Por favor no vuelvas a hacer eso — Pidió, y se acercó a abrazarla.

— Lo siento — Dijo ella, correspondiendo el abrazo — Pero es que te veías tan cómodo durmiendo que no quise despertarte, perdóname.

— Esta bien, pero prométeme que no te irás de nuevo, ya no más, no puedo vivir sin ti — Suplicó, mirándola a los ojos.

— Lo prometo, Tae.

Just a Friend To You - TaeSana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora