Sentí cómo mi estómago se revolvía, mientras mi corazón se aceleraba y me exigía que abandonar el despacho de Wayde Connor.
Sin embargo, él de inmediato advirtió lo que haría.
—No lo harás —protestó Wayde—. Trabajas para mí. Tu cuerpo me pertenece.
Se levantó de su sillón y se acercó a mí, usando ambas manos me hizo alzó y me estampó contra su escritorio. Ejerció todo el peso de su horrible cuerpo para mantenerme controlado y su respiración desagradable rosaba mi nunca.
Luego, me agarró por el cabello y me obligó a ver su propio retrato que pendía de la pared al frente.
—Di que no te irás —sentenció, su voz temblaba ligeramente por la ira—. Trabajarás hasta cuando yo mismo te permita marcharte.
Negué con la cabeza, afligido.
Ese simple movimiento me hizo sentir muy mareado.
—Nunca más —contesté.
—¿Qué dijiste?
—Nunca más —repetí, apretando la mandíbula—. Nunca más. Nunca más. Nunca más. Nunca más…
Ya no pude seguir hablando, porque estrelló mi rostro entre los papeles y la madera fría y rígida de su escritorio.
Una ola desesperada de violencia quería ser liberada en ese momento.
Sin embargo, el dolor se extendió rápidamente desde mi mejilla, hasta las terminales nerviosas de mi columna y espalda.
La confusión y el miedo se mezclaron, dejándome indefenso.
Las lágrimas se deslizaban en silencio, empapando mi mejilla y al mismo tiempo aquel ardor en mi piel me hizo apretar los dientes.
Wayde aprovechó ese momento de aislamiento mental y me tomó de nuevo por los hombros y me arrojó al suelo. Caí bruscamente de espaldas y mis brazos recibieron todo el impacto del movimiento.
Abrí la boca y solté un jadeo, tan doloroso que hasta mis huesos parecían llorar.
—Si ya no me sirves para nada, entonces ya no te necesito —afirmó Wayde.
Aquella ira lo había vuelto loco, porque empezaba respirar con algo de dificultad y su pecho subía y bajaba, como si algo estuviera atorado en sus pulmones.
Era obvio que el deterioro lo tenía mal, tanto que se alteraba y perdía la razón de forma instantánea.
Supuse que tal vez se debía a la cantidad exagerada de nicotina que consumía diariamente.
La contaminación exponencial en su cuerpo lo estaba destruyendo.
Y no sabía quién de los dos moriría primero.
—Basura —escupió Wayde—. No eres más que basura.
La situación se había vuelto muy tensa y peligrosa, así que me dije que tenía que irme de allí lo más rápido que podía.
Ya bastante riesgo era el que estaba tomando.
Me alejé de él, casi arrastrándome.—Vete de aquí —el brillo en los ojos de Wayde eran de odio y repulsión—. Lárgate antes de que te mate en ese preciso instante.
A rastras llegué hasta la puerta, me puse en pie y salí de prisa.
Mis pasos acelerados llamaron la atención de algunos que estaban reunidos en El Portal aquella tarde, aunque no me importó que me vieran marchar en silencio, casi a tropezones en dirección a las escaleras.
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Detener el tiempo - ✔
Teen Fiction[COMPLETA] Klehr Budowski creció con la idea de romper ciertas conductas y conflictos que siempre hubo en su familia. Luego de abandonar su hogar, el peso de la responsabilidad de un mejor futuro se volvía una verdadera tortura. Años más tarde, al e...