Capítulo 2

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Sus ojos pesaban, por lo que lentamente los abrió. Todo a su alrededor estaba oscuro, no pudo distinguir bien donde se encontraba. Llevó una mano a sus ojos y los refregó con la esperanza de disipar el ardor en ellos.

Su cuerpo lo sintió tenso, contracturado, como si hubiera corrido una maratón. Trató de recordar qué pasó antes de terminar en esa habitación, pero su mente estaba en blanco. Se incorporó lentamente, sentándose en la cama. Pronto su vista comenzó a acostumbrarse a la penumbra por lo que ya pudo distinguir que estaba en una habitación minimalista en decoración. La cama donde estaba, un sillón de cuero oscuro al frente, una mesa de luz a su derecha y cortinas pesadas ante lo que parecía una gran ventana.

De repente una punción en su cuello le hizo retorcerse de dolor. Algo allí le escocía la piel. Las yemas de sus dedos, al tocar la zona distinguieron dos protuberancias, dos heridas cicatrizadas.

- Has despertado - una voz profunda llamó su atención. Jinwoo podría asegurar que nadie estaba sentado en el sillón frente a él. Pero ahora, un hombre lo miraba desde ese mueble. La poca luz que se colaba por la cortina le daba de lado en su rostro. Era bello.

- ¿Qué hago acá?

- Has muerto Jinwoo.

- ¿Ah?

- Fuiste asaltado y te propinaron varios cuchillazos en tu torso - Jinwoo se miró así mismo, cayendo en cuenta que estaba desnudo de la cintura hacia arriba. En sus costillas y pecho tenía las cicatrices de las punzadas, delineó cada una de ellas con sus dedos, incrédulo de la palabra del desconocido hombre.

- ¿Cómo llegue aquí?

- Yo te he traído, estás en mi casa - Jinwoo lo miró confundido, sin comprender del todo lo que sucedía. Pero súbitamente una sed emergió en su garganta. Sus pupilas se dilataron y de su boca salió un jadeo profundo por la necesidad de beber. El hombre se levantó lentamente del sillón y se acercó al muchacho, que ante esa acción retrocedió un poco hasta que su espalda se topó con el respaldo de la cama.

El hombre descubrió uno de sus antebrazos arremangando su traje y para sorpresa de Jinwoo, mordió su propia muñeca.

- Bebe - fue la orden susurrada, al tiempo que extendió su muñeca sangrante frente a él.

- ¡Estás demente! - gritó asustado Jinwoo. Se levantó rápido de la cama y a tropezones intento llegar corriendo hasta la puerta. La estaba abriendo, cuando una mano fuerte se lo impidió jalando en contra, azotándola fuerte. Jinwoo se paralizó al percatarse de que él estaba detrás suyo. El hombre le sacaba una cabeza de altura, su presencia era intimidante. Cerró fuerte los ojos y sus manos se aferraron a la perilla de la puerta, agitándola con desespero tratando de abrirla.

- Bebe - escuchó cerca de su oído en un tono grave. A empujones se lo sacó de encima y corrió hasta el otro extremo de la habitación, pasando por arriba de la cama, miró en todas direcciones buscando algo con qué defenderse. La lámpara del velador fue la mejor arma que pudo interponer entre él y el hombre que a pasos lentos se acercaba.

- Bebe - repitió.

- ¡Ni loco! ¡Déjame ir!

- Aún no entiendes tu situación, Jinwoo.

- ¡Déjame ir!

El extraño se esfumó de un segundo a otro. Y de un segundo a otro, Jinwoo sintió la parte baja de su nuca ser apresada por una mano. La lámpara cayó al suelo, haciéndose trizas, mientras a forcejeos, Jinwoo era arrastrado por el hombre. Lo llevó ante un espejo a un costado de la cama, con la otra mano le atrapó uno de los brazos y se lo posicionó tras la espalda, ejerciendo presión. El dolor fue tan insoportable que Jinwoo gritó quejumbrosamente. Pero el pánico aumento al verse reflejado en el espejo, totalmente doblegado ante la fuerza de ese extraño.

- Mira - le ordenó el hombre. Le liberó del apretón en la nuca, pero esa mano tomó su boca y le levantó uno de sus labios - mira - repitió.

Su reflejo le mostró colmillos, colmillos aún más grandes y afilados en su dentadura.

- ¿Es una broma? - Jinwoo retrocedió unos pasos totalmente descolocado con lo que le mostraba su reflejo - eso es... es una ¡Maldita broma!

Comenzó a dar vueltas alrededor la habitación murmurando posibles respuestas a lo que acaba de ver. El extraño lo seguía con la mirada de forma imperturbable.

- Ahora eres eterno, Jinwoo.

Jinwoo detuvo su conversación consigo mismo para mirarlo perplejo. Eunwoo sonrió de medio lado al verlo tan vulnerable y desconcertado. Era como una liebre encandilada por un auto antes de ser atropellada. El muchacho se pellizcó la cara para comprobar que no soñaba.

- Auch. Estoy despierto.

- No es un sueño - le confirmó Eunwoo acercándose nuevamente.

- Esto solo ocurre en las novelas.

- Es la vida real - dos pasos más y lo alcanzaba.

- Perdí la cordura.

- Quien la perdió fui yo - y tomándolo por las caderas, lo atrajó hacia si atrapando sus labios en un demandante beso. Jinwoo después de la sorpresa comenzó a moverse para zafarse, pero Eunwoo, sin dejar de besarlo, envolvió sus brazos alrededor de su cintura apegándolo aún más, haciendo nula la distancia entre sus cuerpos. Jinwoo comenzó a golpearle el pecho, pero Eunwoo le detuvo las manos, al tiempo que lo apresaba contra la pared a su espalda con el suyo propio. Al abrir la boca para quejarse, Eunwoo le mordió el labio inferior, por lo que un hilillo de sangre comenzó a deslizarse por el mentón de Jinwoo. Al sentir el sabor de la sangre en su boca, nuevamente nació en él esa imperiosa sed de hace un rato. Eunwoo solo se separó unos centímetros, los necesarios para mirarle a los ojos. Estaban negros por el deseo, la necesidad. Había perdido la conciencia por la imperiosa hambre de sangre.

- Bebe - susurró mirándolo intensamente y ofreciéndole nuevamente su muñeca ensangrentada. Jinwoo con ímpetu apresó su brazo con sus labios y comenzó a succionar habido de sangre. Eunwoo sonrió de medio lado, extasiado de ver como Jinwoo se entregaba a su nueva naturaleza.

Sangre - JINCHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora