Capítulo 1

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- Jinwoo, hora de dormir.

- ¡Si, papá! - gritó un pequeño de seis años, entrando a la habitación. Venia ya con su pijama puesta y arrastrando a su perro de peluche - quiero mostrarte mi dibujo - se dirigió a su pequeña mesita que usaba de escritorio, tomó un papel garabateado con muchos colores y se lo mostró a su padre, que sentado en la cama del pequeño observaba a su hijo.

- ¿Y esto?

- Es el superhéroe que se para cada noche en la pared del jardín.

- Otra vez con eso Jinwoo, ya te hemos dicho que no hay nadie ahí - le reclamo el adulto con tono preocupado, la imaginación de su hijo últimamente estaba más desbordada de lo normal. Creía ser cierto lo que imaginaba.

El pequeño hizo un puchero ante la incredulidad de su padre. El sí lo veía, todas las noches desde hace una semana. Entrada muy la noche. Siempre aparecía de pie sobre la pared del patio trasero de su casa, observando a las bodegas que colindaban atrás. Ningún cercano le creía, ni sus padres, ni su maestra, menos su hermano mayor.

- Acuéstate Jinwoo, yo te arroparé.

Así lo hizo el niño, subió a su cama y su padre le cubrió con las mantas. Luego, le dio un beso en la frente y le deseo las buenas noches.

- Hasta mañana, hijo.

- Hasta mañana, papá - le contesto ahogando un pequeño bostezo, su padre apagó la luz de la habitación y dejó la puerta un poco abierta para que entrará levemente la luz del pasillo.

Pero no pudo dormir. La ansiedad de ver al superhéroe pudo más. Sus padres ya dormían hace rato, cuando lo vio saltar sobre la barda y posicionarse ahí vigilante como cada noche. Jinwoo se recargó sobre el marco de su ventana a solo mirar. Era la rutina de hace días, verlo parado ahí en la barda hasta caer dormido en su cama. Pero hoy fue distinto, el superhéroe, de un momento a otro, saltó hacia la bodega, desapareciendo de su vista.

Fue hasta su armario, se puso sus botas de goma verde y su chaqueta azul, buscó su linterna que le regalará su madre cuando fueron a pescar la última vez y cuando la encontró la guardó en el bolsillo. Abrió su ventana despacio y cuando estuvo listo, saltó. Suerte vivía en una casa de un piso.

Corrió lo más rápido que pudo hasta la barda y se encaramó como pudo para mirar hacia la bodega. Lo vio a lo lejos caminando rápido pero silencioso, era como si flotara.

Jinwoo con su pequeño cuerpo, busco la forma y se dio el impulso para saltar al otro lado. Igual se golpeó un poco al caer de costado, pero nada grave. Se paró rápido y salió corriendo tras su superhéroe.

Estaba ya llegando a la bodega, cuando desde el cielo dos cuerpos cayeron levantando un poco de polvo. Eran su superhéroe y otro hombre más. Estaban peleando, pues los vio con la intención de golpearse antes de nuevamente desaparecer de su vista. Jinwoo empezó a mirar en todas direcciones tratando de poder verlos, pues solo veía siluetas difusas de ambos hombres. Se movían demasiado rápido para sus ojos humanos.

De repente solo su superhéroe apareció ante él dándole la espalda y mirando en todas direcciones. Había perdido de vista a su contendiente.

- ¡Arriba de ti! - gritó Jinwoo indicando con su manito la dirección del ataque, cuando vio como el enemigo se disponía hacia su superhéroe.

El superhéroe asustado por el intruso miró al niño solo un segundo, pero luego sacó una katana de debajo de su gabardina y de un ágil movimiento hizo rodar la cabeza de su enemigo.

El niño en vez de asustarse por la escena, comenzó a saltar y a vitorear al superhéroe. El hombre guardó su espada y se acercó al niño y lo miró curioso con sus fríos ojos rojos, que de un parpadeo volvieron a ser negros.

- ¿Me puedes ver niño?

- Hace días que te veo - el hombre abrió un poco la boca, sorprendido. El niño había sido capaz de verlo aun cuando ocupaba su habilidad de confusión. La habilidad de su clan para pasar desapercibido.

- ¿De dónde saliste?

- De allá - y con su manita indico la barda, por sobre ella se veía el techo de su casa. El hombre gruño molesto.

- Vete ahora o deberé matarte. ¿No me tienes miedo?

- Por supuesto que no. Tú eres un superhéroe - explicó con inocencia.

- Lo que menos soy es un superhéroe, niño - y al sonreír de medio lado, se asomó un colmillo.

El niño repentinamente se le acercó y le abrazó las piernas por las obvias diferencias de altura.

- Vete a casa mocoso - se deshizo de él como pudo - Yo debo irme - y ante los ojos del niño desapareció.

Pero no se fue, nunca se fue. Lo siguió con la vista, desde lo alto del techo de la bodega, cuando el niño regresó a su casa y desde ese día lo visitó a escondidas una y otra vez. Le causo curiosidad, que un simple niñito humano pudiera verle aun usando su poder de confusión. Se convencía a sí mismo, con que solo quería averiguar cuán especial era el niño, cuando la realidad era que se había enamorado de él. Pronto el rumor del niño especial que había llamado la atención del gran Cha Eunwoo llegó a oídos de los jefes de su clan, por lo que le encargaron la misión de vigilarlo y protegerlo, pues era un potencial novato para el clan. A Eunwoo no le gustó la idea de convertir a tan inocente ser en un no vivo, pero no podía ir contra sus mayores.

Cuando Jinwoo cumplió los trece años, Eunwoo debió marchar de su lado. Debía ir a entrenar en artes más oscuras aún, pues su papel de sicario dentro de su clan, requería de mejores habilidades.

Cinco años después volvió y lo primero que hizo fue correr, o prácticamente volar, a la casa de Jinwoo, su no corazón quería verlo. Anhelaba hacerlo.

Se encaramó contra la ventana tratando de ver dentro de la casa, pero las cortinas estaban cerradas. Era de noche y probablemente el niñito ya estaba dormido, pero grande fue su sorpresa cuando las cortinas se abrieron de golpe y lo tuvo cara a cara, frente a frente a través del vidrio.

Lo observó por largo rato, admirando al atractivo hombre en que se había convertido. Sin embargo, pronto se dio cuenta que esa "extraña" habilidad de verlo se había ido con los años. Jinwoo ya no lo podía ver, no como aquella primera vez.

Desde ese día lo visitó a escondidas cada vez que podía y lo seguía a hurtadillas en su vida diaria. Fue su sombra a través de tres largos años. Hasta aquella noche en donde, Jinwoo saliendo tarde, de noche, de una clase fue asaltado en el solitario estacionamiento de la facultad. Y ante la posibilidad de perderlo, decidió hacerlo eterno junto a él.

Sangre - JINCHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora