Ya casi no quedaba nada de tiempo para volver a Hogwarts, y a pesar de que Sirius estaba amargado por eso, nosotros planeábamos, sin que él escuchara, que haríamos al volver. Visitar a Hagrid, jugar quidditch, pasear por los enormes terrenos del castillo, o quedarnos frente a la chimenea en los días de nieve.
El último día de las vacaciones, aproveche que creía que Lucy estaba en la habitación de Harry y Ron visitando a Hedwig, para limpiar su jaula y tenerle listo un bocadillo. Ella debe esperar volver al castillo tanto como yo, porque una vez que vuelva allá, podrá volar con toda la libertad que quiera. Hermione entró a mi habitación con dos sobres.
-¿Qué son? -pregunté algo distraída.
-Las listas de libros, y una carta para ti -me contestó ella, a lo que yo me volví y recibí los dos sobres que me entregaba.
Ambas abrimos nuestros sobres de Hogwarts al mismo tiempo. Contenía dos trozos de pergamino, uno siendo la nota habitual que nos recordaba que el inicio de las clases era el primero de septiembre, y el otro pergamino contenía los libros que necesitaríamos para este curso. Solo había dos nuevos: El Libro Reglamentario de Hechizos, Nivel 5, de Miranda Goshawk, y Teoría de Magia Defensiva, de Wilbert Slinkhard.
-Supongo que habrán encontrado a alguien que tome el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras -comenté luego de leer ambas cosas por segunda vez-. Me pregunto quien será. ¿Tienes alguna idea? -Hermione no me respondía-. ¿Hermione? ¿Pasa algo?
Levanté mi mirada hacia ella, viendo su expresión de puro shock. Aún no me respondía nada, pero se acercó a mí y me enseñó el contenido de su sobre, que no era tan parecido al mío como yo creía.
-¿Prefecta? -le sonreí ampliamente y le di unas palmaditas en la espalda, al tiempo que ella me mostraba su insignia de color escarlata y dorado, parecida a la que tenía Percy, con una "P" sobre el león de Gryffindor-. ¡Es maravilloso, Hermione! Si hay alguien que merece ese puesto, eres tú. En serio, felicitaciones.
-Yo... no... -musitó ella con las mejillas coloradísimas-. Supongo que me imaginaba que... pero ahora...
-Hermione -la tomé de los hombros-. Eres prefecta. ¡Este es un paso más cerca del futuro brillante que planeaste en nuestro primer año! -la pobre seguía sin articular palabra, así que le sugerí algo que hacer-. ¿Por qué no le escribes a tus padres? Lucy debe estar con Hedwig, en el dormitorio de los chicos -asintió, pero no se movió-. ¿Te acompaño?
Volvió a asentir y ambas salimos en esa dirección, ella aún sin soltar su sobre ni su insignia.
Abrimos la puerta de la habitación de los chicos y Hermione entró primero. Adentro, además de Harry y Ron, estaban Fred y George. Antes de poder darme cuenta de que la expresión en sus rostros era extraña, Hermione habló.
-¿Ustedes... también...? -fue en ese momento que me fije en la insignia que tenía Harry en la mano. Era igual a la de Hermione. Ella soltó un chillido-. ¡Lo sabía! -gritó emocionada, sobresaltándonos a todos-. ¡Yo también, Harry, yo también!
-No, no -se apresuró a decir Harry, poniendo la insignia en la mano de Ron-. No es mía, es de Ron.
-¿Cómo dices? -se extrañó Hermione.
-El prefecto es Ron, no yo.
-¿Ron? -Hermione quedó con la boca abierta. Desde detrás de ella, miré a Harry con una ceja alzada. Él asintió, confirmando que era en serio-. Pero... ¿estás seguro? Quiero decir...
Se puso aún más roja de lo que estaba cuando Ron le lanzó una mirada desafiante.
-El sobre va dirigido a mi nombre -afirmó él, muy serio.
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Charlotte y la Orden del Fénix
FanfictionCasi por comenzar su quinto año en Hogwarts, Charlotte cada vez se adentra más en la historia de su pasado, gracias a una visita inesperada que le cambiará la perspectiva, aunque quizás también le enrede las cosas. Pasará además, por nuevos cambios...