v. en busca del recuerdo.

82 9 7
                                    


V
en busca del recuerdo
━━━

El drama, las fiestas y los negocios eran parte de la vida de los Hart y de la infancia de sus hijos, víctimas de sus actos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El drama, las fiestas y los negocios eran parte de la vida de los Hart y de la infancia de sus hijos, víctimas de sus actos. Difícil es saber con exactitud cómo una pareja aparentemente feliz llegó a la cima sin ningún tipo de truco. Difícil era para su hija saber qué enemigos podrían haberse buscado, a qué tipo de persona habrían desafiado para acabar así.

Porque, fuera de la seguridad y el estatus social que le aportaba un simple apellido, los refrescantes días en Gales eran aún más gélidos en su ausencia. Nia Hart nunca los quiso. O de eso quería convencerse. Hizo falta su muerte para percatarse de lo que su incordiante presencia brindaba a su hogar. Estabilidad, control, orden.

La aguja más corta del reloj señalaba con seguridad al número ocho. La otra estaba estancada en el número seis. Nia Hart despertó a las ocho y media de la mañana en un lugar distinto a su hogar, distinto al puesto de surf, pero familiar para ella.

No era inhóspito, ni desagradable.

A pesar de que le tomó unos segundos reconocer el sitio, no se agobió en ningún momento porque experimentaba una sensación que no había sentido en mucho tiempo: seguridad.

En los tres meses previos al verano todo había sido un desastre, siempre había hueco para la negatividad en cualquier estado: culpa, ira, miedo, apatía, soledad, aislamiento... Y una sonrisa apareció en su rostro al ver que por primera vez se sentía bien, sin estar preocupada por otros.

Bajo esa sonrisa se escondía el dolor que permanecía amarrado a su cuerpo como consecuencia de un día caótico. Cerró los ojos con fuerza al sentir lo equivocada que estuvo.

Ante otro contratiempo, dio un paso en falso y arruinó aún más las cosas. A su parecer, últimamente hacía eso de forma constante.

El rostro de Asher se presentó como un fogonazo. Las lágrimas saliendo involuntariamente por los golpes. Ensangrentado, herido, descargando su furia, ¿Contra ella, pero quizás reflejada en otra persona?

Al bajar la vista vio la silueta de sus pies dibujados debajo de la manta. No eran los únicos. Nia estaba cómoda, tranquila, pero fue inevitable permanecer allí sin saber quién la abrazaba, quién había estado acompañándola toda la noche. Sus pies descalzos pisaron el suelo encerado, y atusó su enmarañado cabello al ver a Ryen aún sumido en sus ensoñaciones.

Dormía plácidamente. Sus labios estaban cerrados en una fina línea, y sus pobladas pestañas eran lo único que la chica podía observar en su mirada, pues sus ojos estaban cerrados. Sus heridas estaban limpias. El calor que emanaba de su cuerpo le proporcionaba una sensación reconfortante. No podía seguir allí.

"¿Qué pasó ayer?"

Nia caminaba de forma silenciosa por la casa sin parar de hacerse aquella pregunta.

La infinitud de las olasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora