ii. efímeros recuerdos.

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II
efímeros recuerdos
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VERANO DE 1981, SULLY ISLAND, GALES

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VERANO DE 1981, SULLY ISLAND, GALES.

Una larga valla metálica les indicó que habían llegado. Eso y el letrero que decía HOSPITAL DE URGENCIAS. Redujeron la velocidad para que el guardia pudiese asegurarse de que todo era correcto.

En el vehículo, el piloto tamborileaba el volante del coche con sus dedos. Toda su persona denotaba inquietud, preocupación por la chica que estaba a punto de morir. Parpadeó un segundo y los recuerdos llegaron a su mente. Cuando aquel furgón aparcó frente a la entrada de su casa y varios hombres salieron de ella, dispuestos a hacer todo lo posible por encontrar lo que querían, Jasper Atwood empezó a ser consciente de la realidad de su situación.

Sus amigos habían estado a punto de morir y él también.

— ¿Cómo hemos acabado así, tío? — se preguntó Frank desde el exterior del vehículo.

— Hemos estado a esto — Holden hizo un gesto con sus dedos —, de que esos locos nos pillasen.

— ¿Qué podrían querer?

Jasper frunció el ceño cuando atravesó la puerta de entrada al ala de urgencias. — Ya sabes lo que querían.

— ¿Y qué hay del mapa? — curioseó Effie a sus espaldas, buscando cruzar su mirada con algún doctor que pudiese ayudarles a encontrar a su amiga.

— Lo tengo yo. — alegó Holden, enseñando el papel que asomaba del bolsillo de su pantalón.

Los cuatro deambularon convirtiéndose en un grupito lleno de inquietud. Ahora estaban detrás de una mujer de pelo canoso y cardado, que hacía cola en la recepción. Trataban de mantener algo de distancia.

— Todo es culpa de Hart. Ese cabr... — Frank no paraba de mirar atrás, como si temiera que fuesen a aparecer repentinamente para atacarlos. Effie apoyó su mano sobre el hombro izquierdo de Frank, esperando tranquilizarle.

— Saldremos de esta, tranquilo.

Effie soltó esa clase de mentiras que dices cuando quieres mantener la calma, pero ella estaba histérica en el fondo. Ninguno sabía en qué estado se encontraba su amiga y eso les perturbaba aún más. Finalmente llegó su turno en la recepción.

Cuando la enfermera, que mascaba chicle de forma grosera, terminó de teclear y levantó la mirada, Jasper empezó a hablar. — Buscamos a Renee Gillis, una ambulancia la ha traído hace una hora.

Holden se detuvo de golpe cuando seguían a la desagradable enfermera, fijándose en las enormes puertas acristaladas de la zona de laboratorio. Aumentó la velocidad para alcanzar al grupo, que se subía al ascensor.

— Planta seis, habitación 207. Deberíais llegar si seguís los carteles. — esbozó una fingida sonrisa y se marchó antes de que las puertas del ascensor tuviesen tiempo de cerrarse.

La infinitud de las olasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora