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Mikey miraba con desconfianza a Takemichi, estaba atento a cualquier movimiento que su esposo piense hacer, cualquier paso en falso que Takemichi diera sería luz verde para que Mikey corra con el bebé y se encierre en su seguro hogar.

— Cariño.

— Me mentiste.— Estaba molesto, Takemichi lo notó.— Dijiste que podíamos quedarnos con él.

— Yo nunca dije eso, Mikey-kun.

— Dijiste que ya había ganado tu corazón, Haru-chan ganó, esas fueron tus palabras.

Takemichi suspiró.

— Sí, eso dije y no mentí, amo a ese bebé, quisiera que fuera parte de nuestra familia, también quiero ser su padre, pero no podemos.

— Sí podemos Takemichi, si quieres podemos.

— No cariño, no podemos.

— Entonces no lo quieres lo suficiente.

— Mikey-Kun, él tiene una familia.

— Tiene una hermana huérfana y una tía que no sabrá darle el amor que nosotros podemos darle.

— Mikey-kun.

— No.— Lo interrumpió.— Si realmente nos amas, si me amas, tienes que hacer algo para que nos podamos quedar con él.

— No es un objeto Manjiro, no es un juguete que simplemente puedes robar, es un ser humano, un bebé que tiene familia y hay que entregarlo a su hermana y sus tíos.

— No, no, no, no me hagas esto, por favor

— Amor, podremos adoptar, Haru-chan no es el único bebé en el mundo.

— Mientes, no podemos, estuvimos años esperando a que nos acepten los papeles y nunca sucedió algo, no nos aceptarán, nadie cree que entregar un niño a una pareja gay sea sano.

Takemichi suspiró y lentamente se acercó a Mikey. Con cuidado tomó una mano del mayor y le sonrió.

— No quise decirte esto porque ya teníamos a Haruchiyo, pero creo que esto te gustará.— Mikey lo miró confundido y Takemichi soltó una pequeña risa.— Aceptaron los papeles de adopción, podremos adoptar, cariño.

Mikey lo miró confundido, procesó las palabras y cuando pudo entenderlas fue que miró a su bebé, el pequeño niño que estaba en sus brazos, chupando su dedo pulgar, tan ajeno a aquella discusión.

— ¿Cuando pasó eso?

— Los papeles llegaron hace una semana y me llamaron de la fundación hace tres días, les conté nuestra situación pero ella dijo que si algo sucedía, podíamos ir, no importa el tiempo que pase.

Mikey negó. Él no quería otro bebé, él quiere a Haruchiyo, él es su niño.

— Es tu culpa.— Las lagrimas comenzaron a traicionar lo.— Si no me hubieras llamado, si no hubieras aceptado esta despedida, ella hoy se iría y nosotros seríamos felices.

— Mikey-kun.

— Pero lo entiendo.— Miró al pequeño bebé y sonrió con tristeza.— Me duele y no quiero dejarlo ir, quiero ser egoísta y quedármelo, pero lo entiendo.

Takemichi sintió su cuerpo menos tenso. Mikey entendía, al menos eso estaba diciendo.

— ¿Entonces dejarás que Haru-chan sea feliz con su familia?

— Espero no arrepentirme.

— Eres una gran persona, Manjiro

— No lo soy.— No, no lo era, Mikey es conciente de las ideas que tuvo para permanecer con el bebé y sabe que no eran para nada ideas que una buena persona tendría.— Aún no quiero dejarlo.

— Ellos se van mañana, cariño.

— Es mi hijo.— Sintió su corazón doler.— Nuestro bebé.

— Sabíamos que este momento llegaría.

— Esperaba que nunca llegara.

— Yo igual.

Y cuando Takemichi acaricio la mejilla de Haru, la puerta fue abierta de un golpe y el grito de Senju se escuchó seguido de la voz de una señora.

— Quiero a mi sobrino, ahora.

Mikey cerró los ojos con miedo y se aferró a su niño.

Aún no estaba listo.

Pero tenía que hacerlo, sabe que sí.

— Por favor Manjiro-san, ya démelo.

Supuso que hasta aquí llegaba la historia, su historia.

¡𝗍𝖾𝗇𝖾𝗆𝗈𝗌 𝗎𝗇 𝖻𝖾𝖻é! ; 𝘁𝗮𝗸𝗲𝗺𝗮𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora