Epílogo

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Izana miró con molestia al niño delante suyo.

— Retráctate.

El chico conocido como  Kai soltó una burlesca risa y negó para luego empujar al menor.

— No lo haré, sólo dije la verdad, no entiendo por qué te molestas tanto.

El pequeño albino respiró para tranquilizarse. Recordó las palabras de su papi bonito, aquél que le enseñó que pelear nunca es una buena opción.

— Discúlpate.

Kai rió.

— ¿O si no qué?, ¿me acusarás con tus papás?, por favor.

"Pelear no es bueno, Izana, los golpes no pueden resolverlo todo, pero si es para defenderte, sólo en caso necesario, entonces sí puedes ir por los golpes"

Entonces Izana entendió.

Este era un caso necesario, estaban molestando a sus papás e Izana no permitiría que nadie hable mal de aquellos dos hermosos hombres que sólo le dan amor.

Y comida, también le dan mucha comida rica.

—Si no te disculpas te golpearé.

Kai volvió a reír.

— ¿Tú?, ¿golpearme?, ¿a mí?, cuéntame otro chiste.

Y entonces sin dudarlo, Izana se tiró sobre el pelinegro.

(.....)

— Esta vez lo dejaremos pasar porque Izana es un niño muy bien portado e inteligente, un excelente alumno, pero si esto se vuelve a repetir tendré que tomar otra decisión.

Mikey asintió rápidamente mientras observaba de reojo a su pequeño niño. Suspiró cuando vio una pequeña lágrima deslizarse por su mejilla.

— Muchas gracias señor, yo hablaré con mi hijo sobre lo que sucedió.

— Está bien, sólo espero que no vuelva a repetirse.

Sin más palabras Mikey tomó a su niño del brazo y con calma caminaron hacia la salida. Ninguno habló hasta que estuvieron en el auto.

— ¿Me dirás qué sucedió, Iza?

Izana agachó la cabeza apenado mientras jugaba con sus dedos.

— Ese niño estaba hablando mal de ustedes.

— Cariño-

— Les dijo cosas feas, los insultó y yo no permitiré que hablen mal de ustedes.

Mikry sonrió levemente y con cariño acarició el cabello de su niño.

— No te estoy regañando, cariño.

(....)


— Al menos dime que ganaste la pelea.

— ¡Takemichi!

El mencionado soltó una tranquila risita y miró a su pequeño hijo, el cual sonreía con orgullo.

— ¡Le dejé el ojito morado!

— Ese es mi niño, demostrando quién manda.

— No le festejes la pelea, no es bueno que peleé.

— Pero se defendió, amor, nos defendió.

Mikey estaba a punto de objetar pero luego de unos segundos decidió mejor no decir nada al respecto.

Le gustaba que su niño se defienda, aunque no es fanático de las peleas sabe que su bebé no sufrirá de maltratos y podrá defenderse cuando llegue el momento, aunque sinceramente esperaba que ese momento nunca llegue.

— Vamos a comer, ¿sí?

— ¡Sí!

Vio como Takemichi rápidamente cargó al niño y fueron corriendo a la cocina.

Sonrió.

Estaba feliz, ahora eran una familia feliz y nadie le quitaría eso.

¡𝗍𝖾𝗇𝖾𝗆𝗈𝗌 𝗎𝗇 𝖻𝖾𝖻é! ; 𝘁𝗮𝗸𝗲𝗺𝗮𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora