—Que vergüenza —murmuré al ver que me traían otro vaso—. ¿De verdad no tengo que pagar?
El camarero negó y dejó los platos de comidas para irse. Leonardo me sonrió y me aguantó la mano con la que sostenía el vaso anteriormente.
—Me alegra que no te hicieras daño.
—Me hice daño en mi orgullo.
—Tranquila Tuli. En verdad mi abuelo solía trabajar aquí, de hecho ayudo a que este restaurante se estableciera. Nadie nos cobrará nada. Y nadie opinará porque saben que serían despedidos por hablar mal de los clientes.
Suspiré al saber aquello y me relajé. Al menos no dejaría en la bancarrota a Leo por esta cena. Con cuidado eché vino en nuestras copas y cogí una, pero al tomarla, sin querer se me derramó parte del líquido en mi hermoso vestido recién estrenado.
—Iré al baño —informé en voz baja.
Con mis manos pellizque una parte del vestido alzandolo y caminé al baño. Desesperada mojé un pañuelo tratando de quitar la mancha, mas lo que hice fue hacerla más grande. Ahogue un gritó de desesperación y apoyé las palmas de mis manos en el espejo observándome a mí misma con ojos llorosos.
—Soy un desastre —murmuré enojada y las lágrimas aparecieron—. Odio ser la reina de la torpeza. Stella tenía razón.
Sorbi mi nariz y me eché agua en la cara. No podía arruinar la cena con Leonardo, sería sumamente cuidadosa y no haría cosas que podrían terminar mal. Luego tendría que decirle que no funcionaba nuestra "relación".
Tomé aire maquillandome nuevamente y me obligué a asomar una sonrisa en mis labios para volver a la mesa.
—No se ha quitado la mancha —avise sentándome y encogí mis hombros fingiendo que no importaba.
Leonardo se quitó la chaqueta de su traje y me la pusó encima de los hombros dejando un beso en mi mejilla. Cuando se volvió a sentar me sonrió y al mirar mi plato noté que me había cortado la carne. Le miré conmovida y comí lentamente tratando de no llorar.
...
—Leo llamando a Tulipán, por favor responde.
—¿Eh? —cuestione dándole vueltas a mi comida.
—¿Algo te inquieta?
—Ah, no. Solo me abruma la elegancia. Quiero irme a mi casa.
Leonardo asintió y se pusó de pie, yo imite su acción y al verlo tomar mi mano suspiré. Caminamos en silencio hasta fuera del restaurante y al estar dentro del carro decidí hablar. Esto me dolería.
—Terminemos.
—¿Perdona? —cuestionó Leonardo girando a verme—. Creí oírte decir que terminemos, pero seguramente dijiste otra cosa.
—Cierto, ni siquiera eramos novios en primer lugar.
—Tuli...
—No digas nada —interrumpí mirando mis manos sobre mi regazo—. Llévame a mi casa y luego sigue a la tuya. Olvida que alguna vez me conociste.
—¿Por qué me intentas alejar siempre?
—¡Porque soy la reina de la torpeza! —exclamé encarandolo—. Causo caos por donde paso.
—¿Y qué? —interrogó serio—. Sé eso muy bien, y aun así te sigo queriendo. Amo tus imperfecciones, incluso tu torpeza. Tus caídas tontas y tropezones han hecho que estés muy cerca de mí, a tan solo un centímetro, y sinceramente esa es la distancia en que me gustaría tenerte todo el tiempo.
>En el futuro seré abogado y... Quizás haya días en los que llegué cansado y solo te saludé porque lo único que quiero es dormir. Y quizás haya mañanas donde se me olvidé darte los buenos días. Pero eso no significará que dejé de quererte, porque eres la persona que más quiero a mi lado.
>Quizás te parezca que estoy loco o que estoy siendo impulsivo pero no es así. Te amo muchísimo, lo digo en serio. No me importa que tan torpe seas, yo estaré contigo...
—Cállate —pedí cortando su confesión—. Estoy tratando de mantenerme firme y vienes tú a cambiarme de opinión. No quiero arruinarte la vida Leo. Te pido que me dejes por tu propio bien.
—¿Y si mi propio bien es estar contigo?
—Supongo que no puedo ganar esta discusión y debería rendirme —expresé cansada y me acomodé en el asiento.
—Supones bien Tulipán —aseguró—. En vez de terminar sé mi novia.
—¿Seguro de esto? —indagué preocupada.
—Totalmente —afirmó muy determinado.
—Entonces mi respuesta es sí, seré tu novia.
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Reina de la torpeza
РазноеA ella siempre le pasaba algo debido a su torpeza. Y un día gracias a esa torpeza se encontro con él, un chico que amaba el patinaje. Él se ofreció a sostenerla. Pero, ¿sería la torpeza un impedimento para que se acercarán? Saga "chicasflores" 7