No sé quién está leyendo mis memorias, pero quiero decirte que he tratado de ser lo más honesto posible. Quizás encuentres un poco chocante algunas de las revelaciones que ya he hecho y estoy a punto de hacer. Es probable que me hayas conocido como Eddie Munson, el joven raro que repetía año escolar y nunca se graduaba. O el chico genial que tenía una banda, un club de mazmorras y dragones, y era una enciclopedia ambulante del rock. O como el asesino fugitivo de Chrissy y el líder de una secta satánica. O tal vez me conociste un poco antes como el niño sin padres que vivía con su tío en un tráiler en las afueras de Hawkins. De cualquier manera, dudo que alguna vez me hayas conocido por el vampiro hambriento que soy ahora.
Lo que quiero decir es que duré dieciocho años siendo Eddie Munson, pero soy un vampiro que ha vivido mucho más que eso. ¿Sigo siendo el mismo? No lo sé y tampoco lo creo. Debido a la soledad me volví muy introspectivo, así que no es inusual que la autoevaluación a través de la escritura se haya convertido en uno de mis pasatiempos favoritos. Debe venir con el vampirismo eso de ser muy sombrío y retraído. No he sonreído en mucho tiempo. Me he dedicado a vivir a través de los personajes de los cientos de libros que he leído. No sé cuánto queda de Eddie Munson en mí. Nadie me ha llamado de esa forma en un largo rato. Pensé en aquel entonces que si algún día alguien, por casualidad, me llamaba por mi nombre, no reaccionaría y lo ignoraría inconscientemente. Vecna reconocía el poder del nombre porque trae ataduras a cualquier cosa que puedas imaginar. Pueden ser experiencias físicas, emocionales y psíquicas, por lo que están muy arraigadas en el carácter y la brújula moral. Eddie Munson no podría lastimar a nadie. No sé sobre el vampiro, es algo que no puedo asegurar.
Por eso cuando Steve dijo mi nombre acompañado de una sonrisa, justo después de haber depositado un largo beso en mis labios, me pareció, cuando menos, irreal. Me faltan palabras para describir lo que sentí en ese momento en que el tiempo se detuvo. Me llamó Eddie, así a secas, pero con esa gran calidez que solo puedes obtener de alguien que realmente te aprecia. Y ves que Steve siempre frunce el ceño, como si esa fuera la expresión más neutral en su rostro, así que verlo suavizar las cejas para mencionarme me pareció nebuloso. ¿Entiendes lo que estoy tratando de decir? Como bañado en estrellas mientras estás rodeado de polvo cósmico de muchos colores que solo podrías concebir en sueños.
Voy a retroceder un poco mi historia al principio para que puedan entender cómo llegamos a este punto tan... Inesperado. Muy bien, esa noche después de Nancy, fui al hospital a visitar a Steve. Pasé desapercibido para el personal y pude encontrar la información de las habitaciones y sus huéspedes. Estaba en el tercer piso, en la habitación 301. Lo vi iluminado en una habitación totalmente a oscuras, excepto por los dispositivos que monitoreaban su frecuencia cardíaca.
No había pasado tanto tiempo desde la biblioteca, así que para ese momento no tenía mejoría respecto al hambre que me atacaba con insistencia. Sin embargo, aclaré mi mente para cumplir el objetivo que me había llevado hasta ahí: curar a Steve.
Tal como hice con Nancy, me acerqué a su rostro y exhalé en su boca. Conforme pasaban los segundos, vi sus ojos moverse, aún tapados por sus párpados, como si quisieran despertar de un sueño no tan placentero. No me detuve porque sabía que era la única forma en que podía ayudarlo. Luego lo vi reaccionar, pero no contento con mi poca cercanía y cómo le estaba devolviendo las energías, me tomó del moño y me pegó a su boca. Por la sorpresa, dejé de exhalar. Era él quién tomaba de mí, de mi aliento, y no pude detenerlo, solo pensé en la suavidad de sus labios y creí por un momento que no había otro lugar mejor para estar. Cerré los ojos en el mismo segundo que él los abrió. Me empujó hacia atrás y nos miramos fijamente durante mucho tiempo. Pensé que me pediría una explicación inmediata de lo que acababa de suceder, pero rápidamente se compuso cuando me reconoció en la penumbra. Fue entonces cuando exclamó mi nombre con una alegría que recibí como un golpe en el pecho. Me contagió su risa, y me reí tan fuerte como él. Y eso aparecía como un alivio que no creía necesitar tanto. Y Steve me lo devolvió sin siquiera saber cómo me cubría con una soledad que él, sin hacerlo a propósito, comenzaba a quebrar con el simple hecho de alegrarse por mi inexplicable retorno.
Vi que me estaba invitando a un abrazo, y rápidamente me acerqué porque no sabía cómo ocultar mi sorpresa y pues no podía dejar de sonrojarme por toda la situación, y no quería que él viera eso. Tampoco quería que viera que había cambiado un poco y era diferente del Eddie que conocía. Lo abracé y cerré los ojos nuevamente, como si la paz me envolviera, y yo pudiera descansar en él sin preocuparme de lo demás. Rompió nuestro abrazo para tomarme por la cara, y me dijo:
"¡No puedo creer que estés aquí!", dijo después de pellizcarme el hoyuelo que debo haber tenido en mi cara por la sonrisa que no desaparecía.
"¡Estoy aquí!", lo seguí con la emoción. De repente, el semblante de Steve cambió. Entonces pensé que estaba empezando a recordar cómo terminó en ese hospital y que el monstruo que lo atacó tenía precisamente mi cara.
"Dustin...", susurró con tristeza, "tenemos que encontrarlo".
Steve se levantó de la cama y se desconectó de los cables. Se trasladó rápidamente al sofá por el maletín donde estaba su ropa. Yo sólo lo seguí con mis ojos, que se oscurecieron más y más. Tambaleé un poco antes de apoyarme en el lecho de la cama.
"¿Eddie?", lo escuché repetir mi nombre, ahora con un tono preocupado en su voz. Caí al suelo y lo escuché una vez más antes de regresar completamente a la oscuridad.
"¡Eddie! ¡Eddie!"
Pensé, entonces, en mi suerte de volver a escuchar mi nombre, y sonreí una vez más.
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Amor se escribe con sangre 🩸 Vampire Eddie
RomanceNo sé quién está leyendo mis memorias, pero quiero decirte que he tratado de ser lo más honesto posible. Quizás encuentres un poco chocante algunas de las revelaciones que ya he hecho y estoy a punto de hacer. Es probable que me hayas conocido como...