KHIRA.
Me dejo caer sobre el suelo cuando me pongo detrás de unas cajas junto a uno de los puestos en el mercado. Asomo un poco la cabeza y veo a dos ileras de 12 Stormtroopers cada una.
— Mierda... —Bajo la cabeza y me pego contra las cajas cuando escucho los sincronizados pasos pasar justo junto a mi. Cuando los escucho alejarse, dificilmente me pongo de pie y entre malos pasos corro hacia el callejón más cercano. Me apoyo contra una de las paredes, y retiro mi mano izquierda de mi abdomen, dejando ver una gran mancha roja en toda la palma debido al disparo que había recivido al salir del Crucero Imperial con toda una tropa detrás de mi.
Al menos logré salir.
Suelto un jadeo y vuelvo a presionar la herida para evitar derramar más sangre, y sigo mi camino por aquel estrecho callejón.
Luego de caminar un par de metros, me detengo abruptamente cuando una puerta se abre a mi izquierda, y bajo un poco la guardia cuando solo aparace un pequeño droide de dos patas, pero vuelvo a mi estado de alerta cuando un hombre pelirrojo asoma la cabeza, y me mira.
— Por aquí... —Dice mientras me hace señas para que entre con él.
— No lo creo, amigo —Digo debilmente con ironia, entonces giro la cabeza a mis espaldas cuando varios pasos fuertes y sincronizados se escuchan cerca del lugar.
— Creo que soy tu mejor opción para lidiar en tus condiciones —Doy otro vistazo a mis espaldas y esta vez veo las sobras de los Troopers, miro al hombre de nuevo y él eleva ambas cejas. Pongo los ojos en blanco y suelto un suspiro de resignación.
Saco mi Katana y temblorosamente -debido a lo debil que comenzaba a sentirme por la falta de sangre y las fuertes palizas que había recivido- lo apunto mientras me acerco.— Intenta algo y estás muerto...
Él sube sus manos en signo de paz, y se hace a un lado para dejarme pasar.
Me volteo cuando escucho como cierra la puerta, y elevo las cejas al verlo poner unos cuantos cerrojos.— Solo por si acaso —Dice al ver mi expresión, pero no puedo decir nada cuando siento mis piernas fallar, y hubiera tenido una horrible caida al suelo si él no me hubiese detenido a tiempo.— Eso no se ve para nada bien
— No me digas... —Murmuro con sarcasmo. Siento como me toma en brazos y camina un par de pasos para luego sentir como me deja sobre algo duro.— Qué haces...
— Voy a curar esa herida antes de que mueras —Paso saliva con dificultad, pero siento ganas de vomitar al sentir un sabor a sangre.— BD-1, trae las hierbas azules sobre la estanteria de la otra habitación
— ¿Qué es eso?
— Te ayudará con el dolor —Explica, y lo tomo bruscamente del brazo cuando toca la herida.— Lo siento...
— ¿No puedes esperar a que esté drogada? —Digo entre dientes, miro a mi derecha y me encuentro con el pequeño droide del callejón, le tiende unas hojas color azul al hombre, y luego él acerca una a mi boca.
— Solo masticala, no la trages —Abro la boca y hago lo que me dijo cuando deja la hoja azul en mi lengua. Casi de inmediato comienzo a sentirme un poco más relajada, y cierro los ojos por unos cortos segundos, pero al abrirlos de nuevo, me doy cuenta que no pasaron segundos, sino horas.
Me levanto un poco y bajo la vista a mi abdomen, en donde me encuentro con un bendaje. Vuelvo a recostarme y cierro de nuevo los ojos al sentirme algo atontada.