Ocho

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El día viernes llegó y Zabdiel no había asistido a la universidad ya que se encontraba resfriado, puesto que los últimos días el clima había estado demasiado impredecible ya que por el día estaba soleado, en las tardes caía una tormenta y por las noches hacia un frío tremendo.

Y todo eso causo que el mayor se enfermara, y se maldecia por ello, pues le había prometido a Christopher que irían a su cafetería favorita y comer algo rico ahí, ya que las clases últimamente los consumían demasiado y no pasaban mucho tiempo juntos como quisieran. Sin embargo el castaño le había dicho que no importaba eso, pero la terquedad de Zabdiel era demasiada y se sentía culpable por ello.

Este se encontraba en su habitación, acurrucado en su gran cama mientras veía la televisión demasiado aburrido, puesto que todo el día se la había pasado en cama por órdenes de su mamá y no quería desafiarla; el timbre de la casa sonó y se preguntó quién podría ser. Escucho murmullos en el piso de abajo y después de eso su puerta fue abierta y ahí está Chris, con una mochila en sus hombros y una bolsa de papel en mano, traía puesto un abrigo y un gorro, que lo hacían verlo demasiado tierno, Zabdiel sonrió automáticamente al verlo ahí.

-Hey hola – Murmura con la voz ronca.

-Hola Zab – Se acercó a este y se sentó su lado.

-No sabía que vendrías.

-Pues aquí me tienes, no iba a dejarte solo – Sonríe – Además voy a cuidarte.

-Pero puedes enfermarte Chris y yo no quiero eso.

-No voy a aceptar un no por respuesta – Le advirtió.

-Esta bien está bien, tu ganas – Se rinde y lo mira sacar cosas de la bolsa – ¿Que has traído?

-Bueno ya que no pudimos ir a la cafetería y como se que amas demasiado sus galletas, he traído unas para ti.

-Oh Chris gracias por eso nene.

Las mejillas del castaño se tiñeron de rojo por el apodo del más alto, pues nunca lo había llamado así.

-Y aparte te traje un chocolate caliente, mamá dice que te ayuda mucho cuando sueles estar enfermo, lo hice para ti.

El chico se incorpora en su cama y se sienta para poder estar más cómodo y comenzar a comer las galletas y tomar un sorbo del chocolate.

-Vaya todo esto está delicioso ¿Tu no comerás algo?

(Claro que sí, aparte traje un pay de queso con fresas para ambos.

-Em definitiva tu has venido a salvarme – Le dedica una sonrisa.

-No seas dramático además que tu madre a estado cuidando de ti.

-Si pero ella no me da tantos mimos como tú a mi –  Se acerca a el para susurrarle algo – y aparte tu eres mi persona favorita – Finaliza dándole un beso en la mejilla.

La tarde pasa entre charlas de cómo había transcurrido el día de ambos, sobre sus amigos y Chris dándole de comer a Zabdiel en la boca y este dejándose consentir por el menor. De un momento a otro ambos se quedaron dormidos en la cama del chico, ellos estaban abrazados.

Chris fue el primero en despertar y al mirar al contrario lo noto un poco rojo de la cara, puso su mano en su mejilla y está detecto lo caliente que estaba, tenía fiebre. Se.levanto y fue directo a la cocina por un tazón con agua fría y unos pañuelos, estaban solos ya que la madre del mayor salió por unas cosas que necesitaba.

Regreso a la habitación del.boricua y comenzó a mojar los pañuelos, para así colocarlos en el cuerpo del chico; Zabdiel comenzó a despertar lentamente debido al contacto con el agua, al abrir sus ojos se encontró con la figura de Chris aun lado de él y no pudo evitar sonreír.

-Parece que morí – Susurro aquello.

-¿Por qué lo dices Zab? – Pregunta demasiado confundido.

-Porque estoy viendo a un ángel.

-No seas tonto Zabdiel – Dice con las mejillas sonrojadas – Tal parece que la fiebre te hace decir tonterías.

+Claro que no, podré tener fiebre pero nunca mentiría con algo así.

Ambos siguieron charlando mientras esperaban a que la fiebre disminuyera; a los minutos llegó la madre del más alto y comenzó a ayudarle al menor con su hijo..

Unas horas más tarde Zabdiel ya no tenía fiebre y veía televisión con Christopher, hasta que la madre del chico lo llamo diciendo que lo quería ver en la cocina, este fue con ella y Zabdiel sonrió de oreja a oreja, pues el sabía porque motivo quería al castaño.

Ya en esta la mujer le da la rosa y la nota, diciéndole que un “extraño” se la dió en la entrada de su casa; lo dejo solo ahí y se fue con su hijo para decirle que estaba hecho lo que le había pedido.

El ojimiel sonrió a más no poder puesto que ese día no había recibido nada, y el creía que su admirador lo había olvidó o ya se había desinteresado en el, tomo la nota y comenzó a leerla.

No puedo evitar sentirme de esta manera cada que estoy contigo, haces que mi corazón se acelere de una manera que nunca lo había sentido, cuando me tomas
la mano siento como las mariposas revolotean en mi estómago, suena ridículo, pero ese efecto tienes sobre mi.
No sabes las ansias que tengo por poder probar tus labios, son tan lindos y carnosos, que me muero por probar un día.
Te quiere, tu admirador.

Chris suelta un suspiro y guarda la nota en su bolsillo, mira la rosa y sin pensarlo le da un beso en sus pétalos, esperando que su admirador sepa que le enviaba aquel beso.

Y lo sabía, porque Zabdiel lo miraba desde las escaleras, escondiéndose para que no lo vea, pero al mirar la acción del chico y sonreír como todo un triunfador, por qué con esa acción hecha por el castaño el, sabía que se había ganado su corazón, y lo seguiría haciendo hasta el día de revelarle que el era su tan afamado admitafor

¡Hey hola!
Aquí tienen un nuevo capítulo.
So espero les esté gustando porque a mí si.
Bueno sin más me despido de ustedes y les mando un abrazo.
Les quiero.

Por cierto, pasen por acá que también les gustará.
La podrán encontrar en mi perfil.

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Rosas [Chrisdiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora