Capitulo 12.

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Gravella, te detesto con mi alma

Andrew

Salgo del palacio y abordo un auto diferente al de días anteriores conduciendo directo a Griaze para media hora después llegar al frente a su edificio , ella sale a trabajar con bastante apremio «de nuevo tarde» pienso cuando la veo desayunar mientras conduce. Aviso a los centinela para que la sigan mientras yo voy por un atajo que me deja antes frente a las oficinas donde trabaja, de tanto cuidar sus pasos ya conozco todos y cada uno de los caminos que llevan a este punto.

-Que sitio tan feo - comento en voz alta reparando los pisos desgastados del lugar

Miro mi reloj 7:30AM, levanto la vista esperando, como siempre, verla salir del edifico con cara de pocos amigos, cruzar la calle y dirigirse al café que se encuentra en la esquina, cuando esta desaparece dentro de las fauces del local, no han transcurrido ni diez minutos cuando el castaño sonriente entra a mi coche

«Como desagrada este sujeto»

-Puntual, como siempre Coronel Garned... ¡oh mira! - exclama señalando al anciano gordo que se hace llamar el jefe de la princesa -. ¿Recuerdas cuando cortésmente le pedimos que le hiciera hacer eso del café a Ava todos los días? Qué tiempos aquellos

Admito que fue cómico. Literalmente nos metimos a su casa y mientras Adam asaltaba el refrigerador yo le leí al hombre la vida de su familia y lo que les pasaría si metía la pata, no tenía intención de dañar a nadie pero obvio él no lo sabía, lloro horrible pero luego nació este espacio que sacaba a la princesa del edificio y así el sujeto aquí presente pudiera reunirse conmigo todas las putas mañanas, pero no vengo aquí para hablar tonteras

-Al grano Adam. ¿Cuál es la situación? - interrogo sin intención alguna de convivir más de lo necesario con este hombre

-Tan encantador, como sea, el día de ayer el capitán me cito a su oficina, por órdenes del príncipe me indico que la hiciera tomar esto - explica buscando en sus bolsillo dando a conocer segundos después un pequeño frasco con un líquido rojizo - no me dieron detalles del porque debía hacerlo, solo me explico que debía agregar no más de una cucharada de eso a un vaso de agua y hacer que lo bebiera todo para luego llevarla a una fábrica abandonada que está en Gravella

- ¿Y esto es...?

-Es una especie de veneno no letal mi Lord, yo lo considero más una droga - informa entregando el contenedor de vidrio -. Estuve intentando hacerle análisis desde ayer pero no pude realizarle las pruebas necesarias por falta de material así que no tengo nada concreto, lo único que puedo asegurarle es que eso es una sustancia de tortura diseñada para interrogatorios, le llaman "el vino sacro" o eso me explico un soldado de Gravela.

»Se lo dan a beber a los prisioneros e inmediatamente estos sufren dolores insoportables que los hacen hablar bajo la esperanza de un antídoto inexistente que suelen ofrecerles, luego de conseguir la información que desean dejan que el líquido les arranque la vida poco a poco

-Ingenioso, aunque posee un nombre muy soso para mi gusto - admito reparando el frasco

-Lo suministran según se requiera - continua explicando el chico - la primera cantidad es mínima, causa dolores constantes y desmayos continuos, además tiene la capacidad de dejar a la víctima inconsciente por horas no obstante cuando recuperan la conciencia están ilesos, listos para hablar o recibir la segunda dosis, esas es la medida que me indicaron para ella. La segunda hace lo mismo pero produce un sufrimiento más intenso con mayor duración, la mayoría no soporta tal agonía y terminan falleciendo ahí

Voldigoard (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora