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Mirada fría y mirada ausente. Tal vez, necesitaban encontrarse para crear un brillo nuevo.

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—Manhattan, New York —

Las puertas del ascensor se abren mostrando la hermosa figura de una mujer alta de cabello rubio y piel bronceada. Sus facciones son perfectas, aunque ahora se ven ligeramente cubiertas por las gafas de sol enormes que lleva puestas ocultando sus fríos ojos azules. Porta una blusa negra sin mangas marcando sus bíceps y una falda ajustada a su cuerpo que es tan tensa como su mandíbula. Su andar es hipnótico y a la vez una señal de peligro ya que todos se apartan de inmediato cuando va avanzando por los pasillos o entre los cubículos.

De inmediato comienzan a mostrarle los avances de su trabajo y si no le gusta te lanzará una mirada de desdén como la que le está dando al editor que comprende de inmediato y da la vuelta para corregir errores. Mientras bebe su café observa las telas que los miembros de su taller le presentan y apunta a las que serán elegidas para los próximos diseños. Así es todos los días desde que fundó su empresa a los 19 años en el 2012 cuando se gradúo de la universidad.

Kara Zor-El pertenece a la más importante familia del país y probablemente del continente, quienes han estado en la cima del éxito durante años. Por supuesto, Kara se deslindó de la economía para dedicarse a la moda como su madre en paz descanse, y la empresa que perteneció a su familia durante generaciones es administrada por su primo Clark, por supuesto sigue siendo accionista, aunque rara vez acude a las juntas, su primo lo hace bastante bien.

Ella quedó huérfana a la temprana edad de 14 años y muchos especulan que por esa razón se ha convertido en esta metódica y fría mujer. A pesar de ser una Zor-El no lo es todo en el mundo de la moda, se hizo un nombre como tal gracias a sus diseños y eso la llena de orgullo, puede ser lo soberbia que desee pues a los 15 años ya había ingresado a la Universidad y graduarse a los 19 años cuando la mayoría recién inicia, le permite ser lo arrogante que quiera.

Sin embargo, ella no es el único cerebro importante de Z-Fashion. En un área oculta y casi olvidada se encuentra una joven de cabello castaño oscuro, piel extremadamente blanca por casi no salir y viste una sudadera cómoda como siempre al igual que sus jeans un poco holgados. Luce desaliñada y sus ojeras son visibles a pesar de las gafas gruesas que usa ocultando sus ojos verdes que siempre parecen perdidos. Ella siempre se asoma hacia el área de la CEO cuando marcan las ocho de la mañana y sonríe al ver como todos se colocan en líneas por los pasillos aterrados. Conoce a su jefa desde la distancia y es todo lo que necesita, no quiere correr peligro de que la despida por su forma de vestir, así que es feliz en sistemas saliendo sólo durante el almuerzo.

Lena ha trabajado para Z-Fashion durante cuatro años, cuatro años en los que ha logrado eludir la presencia de la CEO y pretende continuar así, en las sombras observando y enterándose de todo, como el romance entre el informático que debe poner la cara por todos en un cubículo allá afuera y el repartidor de pizza que se toma algunos minutos más para tener sexo con este en el cuarto del conserje. Sí, puede ver a todos, pero ninguno a ella y eso le es perfecto.

¿Y por qué también es el cerebro importante?

Porque gracias a su trabajo es que no hay retrasos en entregas, y por supuesto La CEO tiene los mejores programas para trabajar, estos se pueden comprar, pero por supuesto le hizo algunos ajustes y quizás ella no lo sabe, pero así evita más gritos de los usuales. La única que sabe de su existencia fuera de este agujero es la señorita Imra Ardeen, la asistente del taller y la única a quien la CEO parece respetar, nunca la ha visto gritándole de manera déspota y muchos dicen que han sido amigas desde la Universidad. Agradece que haya alguien cercano que pueda controlar al león enjaulado.

HER NICKNAME IS "CONTROL"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora