Cap. 2

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Toga Himiko

Había pasado un mes, no había sido mucho, pero no había vuelto a ver a esa buscadora por estos lados, veía a su grupo de amigas recolectando frutas o cazando de vez en cuando, pero ella no estaba. ¿Habrá muerto? No, la rescaté a tiempo para que pudieran asistirla, entonces ¿Por qué no está?

-Oye, malhumorada -la voz algo chillona de Camie me sacó de mis pensamientos- vamos por comida, ¿Vienes?

-No tengo hambre.

-Como quieras.

Me dejó sola en nuestro hogar, no era muy sofisticado, pero nos servía como un buen techo donde vivir, no somos bienvenidos en el pueblo de los Banuk, fuimos desterrados por nuestra condición, una, que ni siquiera nosotros entendemos. Fui exiliada del pueblo desde que llegué al mundo, prácticamente, nací con ojos color amarillo, eso es lo que me dijeron aquellos que me encontraron en el bosque, y solo por esa maldita cualidad, se deshicieron de mí sin darme una oportunidad. Con el tiempo mis orejas cambiaron y mis colmillos se acentuaron, pero jamás tuve una "revelación de instintos" como todos los demás. No me gusta cazar humanos, porque aunque a mí no me hayan dejado vivir como una, no les tengo rencor, pero si odio tenerlos cerca.

Salí a dar algunas vueltas, nuestra pequeña aldea Ticker, se dividía en aquellos que se mantenían alejados de todo para poder sobrevivir y llevar vidas "normales", y también estaban los rebeldes, los que cazaban humanos por diversión. Aunque los dos grupos eran distintos, todos sufrieron la "revelación de instinto", condición que los exilió del pueblo Banuk, una total porquería.

Nuestro líder, Shigaraki Tomura, fue quien me rescató, tan solo nos llevamos por 4 años, ya que, él era pequeño cuando me encontró. Me ha dado un techo y nunca me dejó sin comida, ahora que somos mayores, nos tratamos como hermanos, él sabe que soy diferente a los demás y por eso me protege, algunos de los rebeldes me tienen miedo o envidia, porque saben que si me hacen daño, el jefe acabará con ellos. Suelo aprovecharme de esas ventajas cuando es realmente necesario, como esa vez salvando a aquella chica castaña.

-¡Diablos! Quiero saber si está viva -refunfuñaba sin darme cuenta.

-¿Quién, Himi? -la dulce voz de una pequeña me hizo saltar del susto, no recordaba que saldríamos hoy a recolectar comida, y por eso a penas me vio, llegó a mi lado.

-Nadie, Eri -me puse a su altura para poder acariciar su cabello, esta pequeña solía encontrarme siempre en los momentos más inesperados. A pesar de su cabello blanco que destaca en todas partes, para mí es imposible verla.

-Hoy no llevas tu máscara, ¿Pasó algo? -me miró con curiosidad.

¡Mierda! ¡La olvidé por completo! Cubrí mi boca por instinto y corrí a casa por ella, no salía a ninguna parte sin esa máscara, mis pensamientos están yendo demasiado rápido al parecer, que estoy olvidando lo más importante. Llegué lo más rápido que pude, la busqué y coloqué en su lugar, por una extraña razón, estar con esa máscara me daba tranquilidad, sentía que si alguno de los Banuk me encontraba, no pensaría que soy una Ticker, y no se asustaría de mí.

Camie ya había regresado, llevaba sus manos ensangrentadas y restos de aquel color yacía en su boca también, no quería preguntar, porque ya sabía la respuesta, es mi mejor amiga, pero nuestras personalidades chocan al momento de hablar de los Banuk, ella si los mata para traerlos de comida para los demás.

-¡Himi! ¡Himi! -la pequeña Eri llegó a nuestra casa, ya era costumbre que entrara así como así, pero odiaba cuando Camie llegaba de su cacería, no quería que la peliblanca aprendiera o viera esas cosas, además, la pelinaranja había llegado con un extraño objeto, un recuerdo de su posible presa.

-Ve afuera un momento, ¿Si? -la pequeña asintió y salió- ¿Qué traes hoy? Parecen unos guantes muy peculiares.

-Los llevaba un buscador Banuk al sur, saliendo del bosque, su cabello verde era lindo, ¡Debiste ver sus pecas! -ella me miraba emocionada, cosa que no tenía ninguna gracia para mí.

-Límpiate, ¿Quieres? Detesto el aroma de la sangre humana.

-Qué amargada, es solo porque no la has probado.

-Ya me comí un jabalí yo sola, no tendré hambre por una semana -no di más explicaciones y salí al patio a encontrarme con la pequeña, hoy iríamos a recolectar algunas bayas, prometí cocinarle un postre de frutos rojos. Solo espero no encontrarme con buscadores que nos arruinen la tarde.

Recolectamos a lo largo del día, una gran cantidad de bayas silvestres, también sin exponernos tanto, pescamos una buena cantidad de peces, podríamos hacer un festín para todos así. Empezaba a anochecer y le indiqué a la peliblanca que volviéramos, hace un rato que sentía una presencia extraña, más se intensificaba cuando llegaba la noche y nuestros sentidos se agudizaban.

-Eri -solté- vete adelante y no mires atrás, si escuchas pisadas, solo escóndete.

Ella obedeció y empezó a correr con una parte de la comida que recolectamos, yo escondí lo demás y cerré mis ojos para sentir más allá de la oscuridad que estaba llegando. Pisadas venían por mi derecha, otras por mi izquierda, y otras por detrás, eran tres buscadores. Calculé el momento preciso y salté al árbol más cercano cuando ellos se acercaron lo suficiente, venían con sus lanzas y unos arcos que usaban de apoyo.

-¡Mierda! -soltó uno furioso- ¡No creas que te dejaremos ir! Tus odiosos compañeros asesinaron a uno de los nuestros.

-No me confundas con ellos, idiota -bajé del árbol mirándolos con seriedad, bajo mi máscara inconscientemente mostraba mis colmillos, queriéndolos espantar, pero no dejaría salir ese lado salvaje solo por una provocación - no quiero pelear, es mejor que se vayan.

-¡No me des órdenes!

Aquel estúpido buscador se abalanzó sobre mí, pero no obtuvo resultados, esquivé todos sus ataques y cuando tuve la oportunidad, golpeé su estómago para dejarlo inconsciente.

-Váyanse -amenacé otra vez pateando a ese explosivo chico a los pies de sus compañeros que se veían asustados- ¡Váyanse!

Ambos reaccionaron por fin, uno que tenía pelo bicolor, lo tomó para salir corriendo de vuelta a su pueblo junto al otro tipo de pelos parados, podía ver bien sus facciones en la oscuridad, no los olvidaría. Busqué nuestra comida para regresar a la aldea, no sentía a Eri cerca, era un alivio, estaba a salvo. Al parecer, el festín se retrasará un poco.



*Holi criaturitas bellas:3 espero estén súper bien, cuiden sus dientecitos y disfruten la lectura nwn*

"Suertes diferentes" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora