Día 3: Tras la tormenta

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La batalla había terminado, después de tanto esfuerzo y dolor, finalmente habían vencido, el sudor y sangre se combinaban en sus cuerpos mientras descendían a tierra firme de nuevo, el resto de los héroes los esperaban espectantes, buscando a aquellos que habían dado fin a aquel terrorífico mal. La lluvia comenzó a caer lenta y tortuosa enegreciendo el panorama victorioso, que más que eso, se veía destrozado y sin vida; los primeros en acercarse a la escena fueron los estudiantes de UA, querían saber de sus amigos y ayudarlos en todo lo que fuera posible, así que cierto pelirrojo se abrió paso entre la multitud para llegar y recibir a quien consideraba su mejor amigo al momento, empujó a algunos con cierto desespero mientras su corazón se estrujaba sin sentido alguno, un escalofrío recorrió su espalda al observar el rostro de Aizawa y Jeanist, finalmente, detrás de ellos, Midoriya apareció cargando el cuerpo del cenizo, parte de su rostro y cuerpo estaban destrozados, sus ojos, antes brillantes carmesí, ahora carecían de vida o color – ¡BAKUGO! – gritó desesperado mientras terminaba su recorrido hasta los héroes, el semblante de todos se oscureció, Dynamight había caído

En cuanto estuvo frente a Midoriya, rebasando incluso a los héroes profesionales que buscaban reprimir las lágrimas que la pérdida traía consigo, se arrodilló, tomó la mano suelta de su amigo y la abrazó con fuerza acercándola a su rostro empapado, la lluvia se mezclaba con su tristeza y pintaba un panorama desgarrador, los gritos y sollozos del pelirrojo dejaron estáticos a más de uno – No por favor, por favor, por favor... ¡LO PROMETISTE! – sollozaba aferrado a su amigo, se sentía tan culpable, tan inútil... se sentía impotente – No me dejes... No estoy listo... Yo... Prometí ser un caballo que no flaquearía, ¿recuerdas?, tú también lo prometiste... ¡RESPÓNDEME! – su voz se entrecortaba, el aire se tornó pesado y Tamaki junto a Mirio se acercaron para alejarlo del cuerpo, Midoriya debía entregarlo a sus padres, quienes habían llegado apenas se anunció el final de la batalla. Los miembros de los 3 Grandes lo llevaron casi a rastras de la escena mientras seguía gritando y pataleando, asegurando que su amigo no estaba muerto, que todo era un error... que nunca le dejaría solo

Las flores blancas sobre el cajón de madera daban un aura tétrica a la escena, héroes de todo Japón asistieron al funeral del chico que había salvado al mundo siendo apenas un estudiante, el mayor acto de heroísmo que conocerían en su vida, Kirishima no paró de llorar durante todo el evento, sentía la necesidad de correr hasta él e intentar despertarlo una vez más, pero ya era demasiado tarde, él había llegado tarde, él era quien le había fallado, primero Kamino y ahora... ahora ya no estaba, la soledad que se instauró en su pecho no se comparaba con ningún otro sentimiento que hubiera tenido antes, algo dentro de él se apagó junto a la vida de Katsuki, una parte de sí se había ido acompañando el alma de su amigo – Lo siento... – susurró una vez que estuvo frente al cuerpo inherte del cenizo, miró su rostro por última vez y, en un instinto primitivo, besó sus labios castamente, si tan solo los cuentos de hadas fueran reales... Depositando una hortensia blanca a un lado de su rostro, se alejó tranquilamente tratando de no mirar atrás

Aquella experiencia marcó a todos los miembros del curso de heroísmo, ninguno veía la vida de igual manera, Kirishima parecía inmerso en su mundo, y a pesar de que sus amigos trataron infinitamente de animarlo, él seguía repitiendo que tenía que cumplir su promesa hasta el final, por lo que se esforzó el doble en cada clase, a veces sentía fuerte la ausencia del cenizo, le golpeaba cada vez que no entendía un tema o cuando lograba alguna nueva técnica, las veces que entrenaba en la soledad del gimnasio o simplemente, cuando miraba a su asiento en las horas de clase, vacío. Con los años, Red Riot se independizó, siempre salvando a todos con una sonrisa, poniendo toda su fuerza y corazón en ello, pero siempre con la figura de Bakugo persiguiéndole, en ocasiones juraría escucharlo regañarle por ser imprudente, o simplemente, elogiarle por ser tan fuerte, por ello, cada año, en su cumpleaños, se tomaba el día para ir a conquistar la cima de distintas montañas, esperando acabar con la lista que Katsuki solía guardar en sus bolsillos, se sentaba al borde de aquellos acantilados y con una sonrisa serena le susurraba al viento el nombre de su amigo, al final del día, sabía que el cenizo se sentaba a su lado y miraban juntos el atardecer hasta perderse en la oscuridad.

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Hola... realmente no sé que decir

Los spoilers del manga me han dejado helada, una parte de mí considera que aún existe una pequeña posibilidad pero... siendo realistas, es poco probable, lamento traer este tema al kiribaku month pero no podía dejar de pensar en ello, no dejo de imaginar la reacción de Kirishima ante todo esto y me quiebra el alma ver como se han desarrollado los hechos...

Para quienes no lo sepan, las hortensias son un símbolo de "amor secreto", no es que en este caso Kirishima estuviera pensando en él precisamente de manera romántica, sino que estaba consciente del aprecio y cariño que le tenía al cenizo, sin ser capaz de habérselo comunicado adecuadamente en vida, utilizó esta última oportunidad para decírselo, o en este caso, transmitírselo...

Esperemos más adelante las cosas pinten mejor, no hay que perder la esperanza de un futuro más bonito para ambos, nos leemos luego, adiós

#Kiribakumonth 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora