Día 6: Puro de corazón (Pt.3)

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Una parte de él lo había entendido cuando no dejaba de aparecer tras su canto, cuando lo miró por primera vez a los ojos asegurando que eran hermosos, y más aún, cuando a pesar de todo, le había ayudado y mostrado un mundo completamente nuevo, pero estúpidamente quería creer lo contrario, su egoísmo le pedía negar aquella verdad; los pasos del pelirrojo le perseguían y sintiéndose acorralado, saltó al agua, arrancó el collar de su cuello y nadó hasta regresar al palacio, en cuanto se notificó su llegada, la hechicera real apareció delante de él esperando el resultado de la misión – L-Lo siento… yo… – un sollozo escapó de sus labios haciendo sonreír a la sirena quien tomó el collar en manos del príncipe arrancando la perla en él
– Lo conseguiste, felicidades – el cenizo la observó sorprendido de aquella aseveración, la bruja sacó un pequeño tarro de entre sus pertenencias y colocó la perla en él, al hacerlo, la figura de Kirishima se formó dentro para después dejar únicamente una mancha rosada que palpitaba constantemente – ¿No te lo dijeron antes?, tu voz es muy especial, tiene las habilidades que cualquier sirena posee, pero además – la sirena tomó el tarro y lo lanzó a un enorme cazo que hervía – Puede limpiar y sanar el corazón de alguien herido, eso lo vuelve puro… toma – le entregó de regreso el collar con una nueva perla en él – Aunque no es para ti… – la hechicera abandonó la habitación con el antídoto en sus manos, apenas la reina lo bebió, su estado mejoró y los doctores afirmaron que estaría plena en unos días, por otro lado, el cenizo observaba el collar con cierta duda; al robar la pureza del corazón de alguien, se queda un vacío, un cascarón sin vida o mente propia, su pasado le atormenta hasta la muerte… y aunque trató de evitarlo, había creado aquel horrible destino para Kirishima, para el posible único ser vivo que verdaderamente lo consideró hermoso
Los días pasaban y Katsuki solía acercarse a la costa de aquella isla esperando obtener el valor suficiente para llamarlo, pero día con día regresaba aturdido por su propia cobardía, hasta que una mañana se acercó lo suficiente para tocar la suave arena con sus dedos, sabía que no podría salir por completo del agua pero algo en él le pedía seguir adelante, continuó un poco más y de pronto lo vio, sentado en una roca cercana a la orilla, con la mirada perdida en el horizonte cantando su canción, la cantaba tiernamente mientras el mar arrullaba la costa con sus suaves olas – ¡Bakugo! – ensimismado en aquella melodía, el cenizo había olvidado por completo esconder su presencia, se sambulló de nuevo al agua al escuchar su nombre, pero el pelirrojo continuó llamándole – ¡Espera!, yo… siempre lo supe, desde el momento en que miré tus ojos lo supe… las leyendas dicen que si te encuentras con Mitsuki y su descendencia, podrás escuchar el paraíso en su voz y observar el oceáno en sus ojos… nunca creí en ellas hasta que te conocí, yo… perdí a mi familia en altamar, me convertí en pirata sólo para poder subir a los navíos y buscarlos por mi cuenta, el día en que te encontré estaba a punto de lanzarme al océano pero… te sentí, de alguna manera lo hice y fue entonces que te vi… no sé si esto sea el destino o algo así pero desde que te conocí, me siento pleno y creo que he encontrado un nuevo propósito, por favor, no te vayas… – el tritón asomó la cabeza por sobre el agua y le extendió el collar que la bruja le había dado, finalmente entendía el propósito de aquella joya, esperó pacientemente a que el contrario lo tomara y lo colocara en su cuello, una vez que lo hizo, tomó su mano y lo haló a las profundidades
– Supongo que ahora es mi turno de mostrarte el lugar – el chico dejó escapar una risa y se lanzó a abrazar al cenizo logrando que ambos giraran en el agua, nuevamente sus miradas conectaron y lentamente acortaron la distancia hasta fundirse en un suave beso

#Kiribakumonth 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora