Pelotudo

373 18 11
                                    


—Sos un pelotudo, eso sos. Sos el rey de los pelotudos. No, qué rey, vos sos el máximo emperador de los pelotudos. —decía un muy enojado rubio ceniza a un rubio platinado, este solo agachaba la cabeza y jugaba los dedos de su mano esperando que el contrario se tranquilizara al menos un poco. 

—Sebas yo... —trató de explicarse, de defenderse de alguna manera, de salvarse de la cagada que le iba a dar el rubio ceniza.

—¡Mi primo! ¡Hiciste la escena de celos más escandalosa que pudiste hacer con mi primo! ¡Con tu primo, pedazo de pelotudo! ¡¿Cómo no te vas acordas que tenemos un primo paraguayo?! ¿Cómo haces para ser tan boludo? —continuaba el joven de nacionalidad uruguaya llamado Sebastián. Su gran enojo tenía una razón muy válida, su pareja (y primo) le había hecho pasar por uno de los peores bochornos en su vida. 

—Tenes tantos primos... que me voy acordar que el paraguayo también es tu primo.  —se justificó rápidamente—. Además, te tocó el culo, decime, cómo no voy a saltar como un loco. Soy el único que tiene derecho a tocarlo. —agregó el argentino con un aire de niño caprichoso, de solo escucharlo el rubio ceniza pensaba en donde sería mejor enterrarlo.

—Voy a matarte...

—¿A besos?

—¿Vos te queres ir con el Diego, no?

—No, mi señor, yo lo amo.

El uruguayo no pudo hacer más que tomar aire y soltarlo, cerró sus ojos un momento para olvidar la vergüenza de hacia unas horas atrás, y sin darles más vueltas al asunto se lanzó a los brazos de su pareja para dejarse comer la boca a besos. Aunque aún continuaba enojado con él, no podía resistirse a su lado dulce y pelotudo. A esos ojitos verdes que lo miraban como un cachorrito abandonado debajo de la lluvia. Se odiaba a si mismo al recordar el papelón en la facultad, se odiaba porque aunque había sido una humillación total, muy en su interior le había encantado verlo celoso.

Una hora atrás...

—¡Dani! ¿Cómo andas, bo? Tanto tiempo? —Decía el uruguayo con una gran sonrisa, hacía años que no veía a su primo de Paraguay, jamás se imagino que se mudaría a Buenos Aires y estudiarían en la misma facultad, estaba muy feliz por aquello.

—Bien, nde. Si que ha pasado tiempo. Estas muy lindo, en especial tu culo. —Decía divertido estirando su mano hasta alcanzar uno de los glúteos del oriental, este algo sorprendido solo respondió con una ligera risa nerviosa, pero entonces su rubio platinado apareció de la misma nada y de un solo golpe rompió el labio inferior de su primo paraguayo.

—Volve a tocarlo y te re cago a trompadas, hijo de puta. ¿Qué te pensas que sos, puto? ¡Ese culo es mío! ¡Yo soy el único que lo puede mirar! ¡El único que lo puede apretar! ¡El único que lo puede morder! ¡Mío! —Gritaba alterado el argentino haciendo que todos los que pasaban por allí los quedaran mirando, el uruguayo no sabía donde meterse, en ese momento solo deseaba que un rayo lo partiera en dos.  

________________

Nota: voy a comenzar a publicar drabble random de mi segunda ship favorita 🇦🇷🇺🇾 ❤️

Mates dulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora