Sonó el despertador. Mis ojos se abrieron lentamente. El reloj marcaba las 7:15. Gruñí y apagué el despertador tirándolo al suelo sin querer. O tal vez queriendo. Me di la vuelta y seguí durmiendo. "Sólo serán cinco minutos más", pensé.
El día anterior no conseguí dormirme hasta pasada la una debido a los nervios, y a esas horas todavía los conservaba. ¿Que por qué tantos nervios? Fácil: primer día de instituto después de un laaaargo verano. Bueno, tal vez ya debería estar acostumbrada a estos cambios de rutina, porque este año empezaría primero de bachillerato, pero sabía que ese año no sería como los demás.
Estaba más nerviosa que de costumbre, entre otras cosas, porque el instituto que había a dos calles del mío había cerrado, cosa que quería decir que ese año entraría un montón de gente nueva a mi instituto. Además, tendría que esforzarme el doble que el año pasado, ya que el bachillerato requería más esfuerzo que la ESO, y ¿a quién le gusta eso?
Intenté relajarme, aun con los ojos cerrados, con la típica frase de: "Tranquila Melo, todo va a salir bien". Pero todo el mundo en su sano juicio sabe que eso en realidad nunca funciona.
Y efectivamente, no lo hizo. Para nada. Así que solo pensé en que mis amigas seguirían conmigo como todos los años, y que todas pasaríamos por lo mismo, aunque yo sé que ellas lo llevaban mucho mejor que yo.
- ¡Espabila lela, que se te hace tarde! -los gritos de Jorge me hicieron abrir los ojos de golpe.
Mire al reloj de nuevo y, por arte de magia, ya habían pasado diez minutos desde que me había despertado. Genial, lo que me faltaba. Ahora, además, tendría que correr para no llegar tarde y eso me pondría más nerviosa todavía. ¡Buf!
Por cierto, el que me ha gritado "cariñosamente" es Jorge, mi hermano, un estúpido y sensual (no lo digo yo, es una palabra que resume lo que mis amigas opinan de él) macho de diecisiete años, cuya mente es de un crío de 13. Vamos juntos al mismo instituto, pero él ese año empezaba segundo de bachillerato. Siempre hace cosas para molestarme (como todos los hermanos mayores), aunque tengo que admitir que también hace muchas cosas buenas por mí, por eso aparte de ser hermanos, también somos buenos amigos.
-¿¡Voy a tener que arrastrar tu enorme culo hasta el instituto!? -volvió a gritar mi hermano con fastidio desde la planta de abajo.
Imbécil.
-¡Que ya voy, joder! –dije, levantándome de la cama- Y no hables de mi hermoso y precioso culo de esa forma. -dije más hablando para mí misma que para él.
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Las movidas de Mel
Teen FictionAlgo así como una hora después, recibí un WhatsApp de un número desconocido. *Dime que tu hermano no me ha timado y me ha dado bien tu número, Melo.* Me dio un vuelco el corazón. Por la foto de perfil pude ver que era Hugo el que me había escrito aq...