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El sombrero le fué retirado de la cabeza a la par que sentía a la mesa de las serpientes aplaudir y festejar por su nuevo integrante. Barty visualizó a Regulus entre los muchos que aplaudían, se encaminó a su mensa y lo recibió el chico Malfoy. Tomó asiento junto a Regulus, la sonrisa en el rostro de ambos era tan grande que les hacía doler la cara.

—Creo que seremos muy buenos amigos.

Soltó Barty mucho más relajado que hace unos instantes.

—De eso no cabe duda Crouch.

Ambos niños se dispusieron a ver la finalización de la ceremonia de selección, Dumbledore anunció que se daría comienzo al gran banquete y con unos aplausos de parte del anciano las largas mesas del gran comedor se llenaron de una inmensa cantidad de comida que se veía exquisita.

  El estómago de Barty rugió en cuanto el delicioso olor inundó sus fosas nasales y no esperó a servirse en cuanto vió a los demás hacerlo. Regulus también se sirvió y ambos se dispusieron a comer mientras seguían hablando de cuan genial era estar en la casa de las serpientes y como serían sus clases al día siguiente.

Barty estaba contento, pensaba en escribirle a su madre apenas tuviese la oportunidad, había hecho un amigo oficialmente, estaba disfrutando de las mejores delicias que nunca antes había provado y había quedado en la misma casa que el mismísimo Merlín. Según él nada podía mejorar, incluso se sintió estúpido de solo pensar que esa misma mañana se hubiera encadenado a su cama en con tal de no ir a Hogwarts.

La situación de Regulus no era diferente, no pensó en conocer a alguien transparente y un tanto desalineado para el estatus que poseía, lo cuál no le molestaba en lo absoluto, Barty no era una persona que se preocupara por las etiquetas y eso a Regulus le gustaba, no había reglas, no había ideales puristas, tampoco etiquetas, ni necesidades de guardar una imagen perfecta. Solo eran dos niños disfrutando de haber hecho un nuevo amigo.

El banquete había terminado, cada prefecto agrupó a los estudiantes de primer año de sus respectivas casas y comenzó a guiarlos hacia sus salas comunes

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El banquete había terminado, cada prefecto agrupó a los estudiantes de primer año de sus respectivas casas y comenzó a guiarlos hacia sus salas comunes.

Los ojos de Barty se paseaban por todos lados, cada rincón que veía le parecía perfecto para hacer una travesura. A medida que se iban acercando a las Mazmorras el lugar se volvía cada vez más oscuro, bajaron por una escalera de mármol, llegando a la entrada de la Sala común.

— Sangre pura — Ante las palabras de Malfoy una entrada fué desbloquea, todos ingresaron por ella detrás del Prefecto — Se requiere de una contraseña para ingresar a nuestra Sala común, misma contraseña cambia cada 15 días, cuando sea cambiada se les será anunciado a través del tablero de noticias — Malfoy se detuvo y volteó a verlos de una manera un tanto amenazante —Esta prohibido ingresar a alumnos de otras casas, al igual que darles la contraseña, quienes rompan esa regla se les será dado un castigo y se les restará puntos, lo que sería perjudicial para toda la casa de Slytherin. —Malfoy retomó su paso, al igual que todos los demás detrás de él — Por cada acción positiva que tengan en sus clases se les será otorgado puntos que nos ayudarán a ganar la Copa de las casas pero los mismos le serán restados si incumplen reglas o si su conducta es deplorable, así que traten de tener el mejor comportamiento y atiendan a sus clases.

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