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Un nuevo día comenzó en el colegio Hogwarts de magia y hechicería, las mazmorras resultaron ser más cómodas de lo que aparentaban a simple vista.

Regulus Black fué el primero en levantarse, al voltear hacia la cama de su compañero pudo ver a un Barty profundamente dormido y arropado hasta la cabeza, negó ligeramente y se dispuso a levantarse para vestirse e higienizarse.

Una vez listo, con la túnica ya puesta, no tuvo de otra que despertar a Barty, quien al parecer pretendía dormir todo el día.

Barty se despertó al sentir algo que golpeó su cuerpo, al destaparse pudo notar una almohada que no le pertenecía a un costado de él. Levantó su vista y Regulus estaba mirándolo de manera aburrida. Giró su rostro en dirección a la venta de la habitación pero sólo pudo ver el Fondo del lago.

-Ya levantate o llegaremos tarde al desayuno y a nuestras clases.

-No pensé que te importaría tanto pegar el trasero a una silla mientras escuchamos a un anciano hablar por horas.

Respondió el rubio mientras se levantaba dispuesto a arreglarse. Regulus solo rodo los ojos, por suerte no tuvo que esperar mucho, ya que Barty hizó uso de la magia para alistarse.

Regulus aprovechó sus minutos de espera y se miró en el espejo, su uniforme estaba intacto, ningún botón o hilo fuera de lugar, al igual que ninguna pelusa rodaba por su túnica. Su mirada se dirigió a su rostro, no había ojeras, su piel estaba más que impecable y sus rizos oscuros caían en perfectas cataratas sobre su rostro, constrastando su pálida piel. Estaba impecable y eso le generaba satisfacción, apretó un poco más su corbata, pues a su gusto estaba algo floja y volteó a ver a su amigo quien aparentemente estaba listo.

Barty, muy al contrario de Regulus, mostraba un aura rebelde natural, si bien su uniforme estaba bien colocado, la corbata estaba algo floja, los primeros botones mál abrochados, y la túnica algo arrugada. Su cabello no estaba mejor, tenía un torbellino qué apuntaba en distintas direcciones. Lo que más le sorprendió a Regulus no era lo desalineado que estaba su amigo, si no que, lejos de verse mál, le daba un aura inmensamente tierna y una apariencia atractiva de cierta manera.

-¿Cómo puedes lucir bien con ese nido que llevas por cabello?

- De la misma manera en la que puedes respirar con esa corbata - Respondió Barty encogiendose de hombros, mientras que Regulus fruncia su ceño.

Una vez listos ambos niños salieron de su habitación reuniéndose con sus prefectos y el resto de los de primer año para dirigirse al gran comedor. Una vez que llegaron, Barty y Regulus saludaron a la prefecta que los había ayudado ayer, y se sentaron cerca de ella.

El director dijo un par de palabras y dió comienzo al desayuno, Bartemius no espero para servirse comida y comenzar a engullirla cómo si fuese el última día que comería.

Regulus no reparó en los nulos modales de su amigo y le hizó compañia sirviéndose comida.

- qutnndremsnnpremrahrd -

Regulus rodó los ojos evitando hacer una mueca de disgusto a su amigo.

-Traga y luego habla.

Respondió pensando si realmente Barty, con su ausencia de modales, sería el heredero de una familia tan influyente como los Crouch.

- ¿Qué materia tendremos de primera?

Preguntó Barty haciendo caso a las indicaciones/órdenes de su amigo.

- ¿No leíste los horarios?

-Hasta ayer nisiquiera quería estar aquí.

El joven Black apretó el puente de su nariz, llevaba un día junto a Crouch y ya estaba poniendo a prueba su escasa paciencia.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora