Cuello

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- Tenemos que separarnos.

- ¿Que tú quieres qué?

La multitudinaria ciudad era un lugar complejo para poder entablar una conversación en un tono normal, todo lo contrario, parecía que cada vez tenían que elevar la voz con más fuerza.

Por eso Obi-Wan tenía que preguntar una y otra vez lo que Anakin le decía por más que estuvieran uno al lado del otro.

- Tenemos que separarnos y cubrir la mayor parte de la ciudad que podamos, hemos estado buscando una salida de aquí por casi una hora y parece que damos vueltas en círculo, no podemos seguir así – explicó el alfa elevando la voz.

- Sinceramente, no creo que sea una buena idea – negó el mayor – no conocemos el lugar y es peligroso, si nos atrapan y no estamos para ayudarnos, será el fin, nuestros comunicadores no funcionan aquí.

- Si no salimos de aquí antes del anochecer estamos muertos, las calles se van a vaciar y se darán cuenta que no somos de aquí, nadie nos va a alojar porque nos están buscando, debemos llegar a la nave, ni siquiera R2 puede venir por nosotros.

Obi-Wan no estaba contento con la situación en la que estaban, Anakin podía leerlo en su rostro, pero no tenían alternativa. Si fuera por él, no dejaría a su omega dando vueltas en esa peligrosa ciudad llena de cazarrecompensas y enemigos de la República, sin embargo, se les estaban acabando las opciones.

- ¿Tienes tu bengala? – ante la mirada confusa del alfa, Obi-Wan habló – nuestro comunicadores no funcionan aquí, así que la única manera de contactarnos desde lejos es con una señal, pasará desapercibida entre este ambiente.

- La tengo – Anakin no quería tentar la suerte y regocijarse de que el omega había dejado de lado sus pensamientos para seguir su plan – bien, tomemos caminos opuestos.

Dicho y hecho, Obi-Wan se dio la vuelta y se mezcló con la multitud con la capucha puesta sobre su cabeza solo diciendo un bajo "que la Fuerza te acompañe". El alfa lo observó hasta que desapareció y luego siguió su propio camino; en ocasiones no entendía muy bien cómo su omega separaba su relación de su vida Jedi.

Él también lo hacía, por supuesto, ese era el acuerdo al cual habían llegado, pero estaba seguro que batallaba más que su pareja por mantener esa fachada.

Dejando de lado esos pensamientos, se concentró en encontrar el camino hacia las afueras de la ciudad. Era estúpidamente grande y si era sincero, ahora no era capaz de recordar cómo habían llegado a estar tan adentrados en ese lugar.

Y para colmo, los forasteros parecían ser la caza favorita de ese montón de trogloditas, por lo que no podían usar la Fuerza para alcanzar lugares que en Coruscant serían pan comido, aquí era una sentencia de muerte.

Podía calcular que llevaba alrededor de 40 minutos caminando y comenzaba a frustrarse. Se tuvo que recordar varias veces que no debía solo usar su sable e interrogar a alguien para sacarle la salida.

Solo tuvo algo de esperanza cuando se percató que la calle por la que iba pasando ya no estaba tan poblada como lo estaba el centro del mercado.

Tuvo que reprimir un gesto de asco cuando pasó por el costado de un grupo claramente ebrio y de nuevo unos metros más adelante cuando vio a tres Twi'lek vomitando en la esquina de la calle.

-Esto es repugnante – susurró asqueado. Se permitió cubrir su nariz con su manga y siguió adelante, con la capucha cayéndose de su cabeza – Kriff, sabía que tenía que buscar mi propia túnica, la de Obi-Wan es muy pequeña.

Alcanzó a llegar al próximo callejón cuando sintió una presencia que caminaba en su misma dirección. No le hubiese importado si hubiera sido cualquiera otra situación, pero a esta persona ya se le había cruzado un par de veces antes.

Amor en tiempos de Omegaverse | OBIKIN - ANAOBIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora