Supresor

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¿Conocen esa sensación cuando pareces que tienes una revelación sobre ti mismo? ¿Algo que nunca te hizo mucho sentido hasta un momento exacto?

Bueno. La vida de Obi-Wan es eso, como resumen.

Era un omega que contaba ya con más de 30 años bastante experimentados, es decir, había entregado su vida a la Orden Jedi y puede que haya roto una que otra regla teniendo una pareja durante su adolescencia, así como lidiar con problemas que realmente no eran suyos, pero había experimentado, al fin y al cabo.

Pero suponía que nada de eso (o casi) podría haberse acercado a lo que hacía en su adultez. Y, de la misma manera, suponía que era una especie de karma.

- ¡General! ¡Cuidado! – Cody gritó a su izquierda y levantó el sable justo a tiempo para evitar una ráfaga de disparos de blásters.

Respiró con dificultad y se refugió con el pelotón más cercano.

Entre idas y venidas, habían terminado necesitando más ayuda que de costumbre; lo que en comienzo fue una batalla suficiente para una tropa, terminó involucrando a 3.

Y como si sus pensamientos hubieran sido un conjuro, una decena de Clones uniformados de blanco y azul salieron hacia el frente.

- Si no tienes cuidado, serás acabado por una cafetera parlante – dijo una voz que reconocía al instante justo a su lado.

- Cierra la boca.

Notó la mirada del alfa a su lado, pero no se giró para encararlo, simplemente apoyó a sus clones para terminar la contienda lo antes posible.

- ¿Ocurre algo? – preguntó Anakin.

- ¿Te parece si lo conversamos – devolvió el ataque de unos droides – cuando sea el momento? – una sugerencia a medias porque tampoco es que fuera una opción, no hablaría de sus intimidades a la mitad del campo de batalla.

Y es que, a decir verdad, Anakin Skywalker era una de las mayores razones de porqué su vida estaba un poco al revés. No solo el cómo llegó a su vida y cómo se hicieron cercanos, sino porque el mismo hombre era una revelación en sí.

Su relación medianamente secreta también entraba en la definición de revelación, por supuesto, pero eso ya lo había asumido por completo y estaba seguro de que toda la gente que estaba a su alrededor ya se había hecho la idea.

- ¿Obi-Wan? ¿Estás-

- ¡Ahora no! ¡Cuidado! – gritó el omega tomando al alfa de la túnica para sacarlo del camino y defender a un grupo de Clones que casi fueron alcanzados.

Les tomó casi una hora limpiar el terreno y tuvieron la ardua misión de llevar a un montón de soldados heridos de vuelta, incluso a un buen grupo de caídos.

El puerto en el que estaban recibió muchas más naves de las que había traído a ese planeta perdido en el Borde Medio. Anakin y él se aseguraron que todo estaba en orden, con todas las naves dentro del puerto y que sus pelotones estuvieran completos. Solo cuando se aseguraron de ello, permitieron que el capitán los llevara de vuelta a casa.

- ¿Te parece si ahora me dices qué ocurre? Me preocupas – le murmuró Anakin cuando ambos se encaminaban hacia sus habitaciones designadas.

Obi-Wan observó disimuladamente a sus alrededores y negó suavemente con la cabeza.

- Cuando lleguemos a la habitación, lo prometo.

Y dicho y hecho, llegaron hacia su destino. Obi-Wan le pidió que entrara primero y cuando estuvieron ambos dentro, el omega cerró el lugar con seguridad e instaló el campo magnético protector de emergencia.

- ¿Por qué tanta seguridad? – preguntó Anakin mirándolo extrañado, pero Obi-Wan solo caminó hasta el asiento más cercano y se sentó allí con pesadez – ¿Obi?

- Tuve...un pequeño percance en el campo – dijo de forma agitada.

- ¿Percance?

Pero Obi-Wan no necesitó hablar. Relajándose por fin, dejó salir su aroma natural. Anakin retrocedió impactado y las pupilas se le dilataron ligeramente.

- ¡Es-Estás en celo! – medio gritó el alfa.

Obi-Wan gimoteó una respuesta afirmativa en medio de su repentina bruma de calor y dolor. Anakin, olvidando su propia percepción de la situación, se acercó a su omega y lo cargó para llevarlo a la cama.

Lo dejó recostado para fastidio del omega que reclamaba su compañía, pero Anakin se alejó rápidamente para llevar prendas y poder rodear el catre con su túnica y la de Obi-Wan, además de un par de mantas. Un burdo y malísimo intento de rodear al omega en un nido para que sintiera sus aromas, pero por muy feo que se viera, había funcionado pues Obi-Wan pareció olfatear el aire y calmar un poco su ansia por la pequeñísima separación.

- Fuerza, Obi-Wan, ¿hace cuánto estás en celo? – preguntó alarmado el alfa en lo que rebuscaba algo debajo de la cama.

- Mh ¿Qué hora es? – escuchó que decía el omega medio aturdido por la temperatura y los aromas.

- Alrededor de las 20:00.

- Uh, creo que como 6 horas – respondió como si nada.

Anakin levantó la cabeza de debajo de la cama y lo miró como si a su omega le hubiera crecido otra cabeza.

- ¡¿6 horas?! ¿Qué ¡Aja! – exclamó encontrando la caja que buscaba y sentándose en la cama junto a él – ¿Qué demonios hacías en el campo entonces?

- Quizá fueron 7 – farfulló, no viendo cómo Anakin ponía los ojos en blanco por su comentario – pero ya sabes, lo típico, cafeteras, clones y muchos disparos – dijo Obi-Wan mientras sentía cómo Anakin le tomaba el brazo y lo desinfectaba. En el fondo de su mente estaba la certeza de que debía explicarle porqué había permanecido en el campo en ese momento, pero el calor de su cuerpo no le permitía pensar con claridad – Una guerra entre bandos que deciden el destino de la galaxia.

- Sí, por supuesto, voy a inyectarte ahora – Obi-Wan ni siquiera tuvo tiempo de mirar la aguja cuando la sintió atravesando su piel y un frío líquido entrar en su sistema. Se quejó por la sensación, pero Anakin ya había retirado el implemento y los había recostado a ambos en su cúmulo de prendas, mientras le ponía una compresa fría en la frente a su omega para bajar la fiebre.

Se quedaron así alrededor de media hora, con Obi-Wan intentando deshacerse de la mayor parte de sus prendas para no sentir tanto calor, pero quedándose cada vez más tranquilo mediante la bruma iba desapareciendo de su cuerpo y mente.

- Tenías supresores preparados – susurró cuando los efectos del celo comenzaron a menguar.

- Siempre traigo algunos en casos de emergencia, pasé a patear mi bolsa cuando entramos por eso quedó bajo la cama ¿te sientes mejor? – Anakin acarició la espalda baja de Obi-Wan en un intento de calmar los comunes dolores de su celo.

- Mejor – Obi-Wan se acomodó a un costado del alfa, quedando ambos frente a frente – ¿Me vas a interrogar por estar en el campo de batalla en medio de un celo?

- Mh, probablemente, pero tengo la sensación de que el supresor te está adormilando un poco – mencionó cuando lo vio luchar por mantener su mirada en la del alfa – descansa un poco, tenemos varias horas de camino.

- Fuiste rápido.

- Tenía la leve sensación de que, si dejaba que te acostumbraras a la liberación de tu celo, me mandarías al carajo cuando intentara inyectarte y luego te hubieses sentido culpable cuando volvieras a ser tú mismo – dijo sonriente. Una sonrisa amable que calmaba los nervios del omega en cada momento; una de las tantas revelaciones de Anakin.

Supuso que ese era el tipo de karma que podía llegar a amar por haberse metido en todo ese embrollo con un alfa como el suyo. Todo le hacía sentido en ese tipo de momentos.

- ¿Te quedarás? – preguntó Obi-Wan ya rindiéndose al sueño entre el efecto de la medicina y las caricias tranquilas del alfa.

- Aquí estaré.  

Amor en tiempos de Omegaverse | OBIKIN - ANAOBIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora