Extra: Poemas.

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Los siguientes poemas son autorías de Amado Nervo, obtenidos de su obra "Perlas negras". Dentro del fic, supondrían ser de la autoría de Harry, cuya musa no es más que su bello Lucifer: Louis Tomlinson. Es lo que Niall le entregó al final, en el panteón.

Nota: en el primero (XXX), la palabra original es "la Deseada"; en el tercero (XLII), el original dicta "¡por mi Dios, por mi Patria y por mi Niño!".

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XXX

Cuando el Sol vibra su rayo
de oro vivo, de oro intenso.
de la tarde en el desmayo;
cuando el Sol vibra su rayo, 
           ¡pienso!

Pienso en ti, el Deseado
que mi amor buscando va
con nostálgica mirada;
piensi en ti, el Deseado,
y pregunto: ¿no vendrá?

Cuando estoy febricitante
en los brazos del Ensueño
que me lleva muy distante;
cuando estoy febricitante,
           ¡sueño!

Sueño en hombros fraternales
donde al fin reposarán
mis cansados ideales;
sueño en hombros fraternales
y pregunto: ¿no vendrá?

Cuando estoy enfermo y triste
y es inútil mi reclamo
porque al fin tú no viniste;
cuando estoy enfermo y triste, 
            ¡amo!

Amo el beso de la Muerte,
que mañana entumirá
mi avidez por conocerte;
amo el beso de la Muerte
y me digo; ¡sí vendrá!



XXXIX

¡Cómo brama la tormenta!
¡cómo agita, turbulenta,
sus oleajes, la mar...!
Luchando están dos titanes... 
entretanto, sus afanes
me divierto en contemplar.

¿Qué me importa el paroxismo
de sus iras? Un abismo
hay arriba, otro a mis pies;
mas no temo sus fierezas:
el abismo de tristezas
que yo escondo... ¡mayor es!



XLII

Yo también, cual los héroes medievales
que viven con la vida de la fama, 
luché por tres divinos ideales:
¡por mi Dios, por mi Patria y por mi Niño!

Hoy que Diso ante mí su faz esconde, 
que la Patria me niega su ternura
de madre y que a mi acento no responde
la voz angelical de la Hermosura,

rendido bajo el peso del destino
esquivando el combate, siempre rudo,
heme puesto a la vera del camino, 
resuelto a descansar sobre mi escudo.

Quizá mañana, con afán contrario, 
ajustándome el casco y la loriga,
de nuevo iré tras el combate diario, 
exclamando: ¡Quien me ame que me siga!

... Mas hoy dejadme, aunque a la gloria pese,
dormir en paz sobre mi escudo roto;
dejad qu'en mi redor el ruido cese,
que la brisa noctívaga me bese
y el Olvido me dé su flor de Loto.

Redemptio | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora