Rincón sebaek

I think i'm paranoid

Creo que estoy perdiendo la razón. Todos mis sentidos están adormecidos. Yo ya no estoy en este plano terrenal.

Sehun traza cortos círculos en mi cintura, mientras que su lengua recorre mi cuello. Siento su respiración entrecortada mientras baja un poco mi gargantilla para poder tener más acceso a la piel.

—Esto no me está demostrando que eres alguien que se mira y no se toca...

Hundí mis dedos en su cabellera negra, mientras que sentía una sensación extraña creciendo en mi vientre.

—Tú tienes permitido ser el primero y único en romper esa regla.

Él separó un poco mis piernas, mientras que uno de sus brazos se apoyaba en la cama, justo al lado de mi rostro. Se acomodó entre ellas y levantó mis caderas.

— ¿Puedo levantar un poco tu camisa?

Esa pregunta hizo que todo mi sistema se removiera, mis dedos tenían un hormigueo extraño que me hacía cosquillas.

Yo odio profundamente mi estómago, pero él lo ama de una manera muy peculiar. Cuando estamos juntos nunca saca sus manos de ese lugar.

Quería darle el placer de poder verlo, quería verlo satisfecho.

—Puedes —murmuré, mientras que con un dedo acariciaba su cabeza, como si fuera un gato.

Él, irónicamente, ronroneo gustoso.

Levantó de manera desesperada la prenda, pero nunca dejó de ser cuidadoso.

Se quedó viéndome y después la zona descubierta. Sus pupilas estaban dilatadas.

—Voy a marcar todo esto —Parecía un comentario casual, aunque estaba muy alejado de serlo. Estaba tan lleno de posesión que me estremecí levemente de placer—. Eres tan mío —lamió mi vientre lentamente—... tan sensible a mi tacto —Dio una mordida entre mis costillas. Unas de sus manos estaba puesta en mi cadera, creando un vaivén.

Quería eso. Quería las mordeduras que estaba dejando en mi pálida piel. Las mismas que estaban tiñendo mi vientre de un rojo vivo.

—Hunnie... —Mi espalda se arqueo automáticamente cuando sentí que bajaba hasta mi ombligo.

—Dios, Baek, me vuelves loco.

En algún momento de mi relación con Sehun asumí que él tenía todo poder sobre mí, como yo sobre él. Deseaba que me rompiera, que me probara, que me enloqueciera. Lo hizo. Yo también se lo provoque a él.

Y esto era sólo un pequeño recordatorio de todo lo que sentíamos.

Éramos un poco paranoicos, necesitábamos ser la excepción del otro.

—Te necesito —Tiré de su cabello para que mirara mi expresión de agonía pura. Estaba agonizando de excitación.

—Que bueno que lo digas, porque yo estoy hambriento y muy deseoso hace bastante.

Y después de eso, todo fue un extraño suceso lleno de éxtasis que recuerdo escasamente.