Capítulo 254: El Rugido de los Dioses

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Roel miró fijamente a los ojos de su antepasado en silencio. El hechizo de Fatal Illusion ya se había roto, dejando sin efecto las ilusiones de Ro Ascart sobre él. Era el momento de pagar la deuda.

"Glacier."

Con una orden imponente, el maná de Roel comenzó a surgir cuando un tremendo pilar de escarcha brotó en el aire. Su fuerza vital comenzó a convertirse en el poder que necesitaba desesperadamente para lidiar con la amenaza que tenía delante, mejorando sus habilidades trascendentes al Nivel de Origen 3.

En el momento en que Roel se dio cuenta de que todavía estaba en el terreno montañoso después de escapar de la ilusión, entendió implícitamente que ya no estaba en la 'Noche de los Demonios' segura que conocía, sino en una tierra traicionera donde enfrentaba una amenaza real de muerte. Sabía que no podía permitirse el lujo de contenerse aquí.

Al mismo tiempo, dos enormes figuras se manifestaron bajo los efectos de su maná. El gigante rugiente lanzó un puñetazo en cuanto apareció, mientras que la Diosa de la Tierra Primordial dirigió una mirada mortal a su enemigo.

Un puñetazo descendió desde el cielo mientras un hechizo de petrificación se arrastraba sobre Ro desde sus pies. Además, una peligrosa aura de escarcha amenazaba con congelarlo por completo si no retrocedía cuanto antes. Ro se encontraba indudablemente en una posición de desventaja, pero aun así Roel no bajó la guardia.

Por un lado, sabía que los herederos de la línea de sangre Ascart nunca luchaban solos.

¡Weng!

Más de mil rayos de luz brotaron del cuerpo de Ro con un sonoro zumbido, disipando la petrificación de Peytra. El poder puro y condensado se precipitó hacia el cielo mientras surgía una imponente figura con alas de luz.

La presencia de este nuevo adversario hizo que el rostro de Roel se tornara sombrío.

Ángel.

A diferencia de los Xeclydes, que sólo habían heredado la línea de sangre de los Ángeles, el ser que estaba ante él era un verdadero Ángel que había servido a la Diosa Sia en la era antigua.

El ángel ascendente cargó directamente hacia el puño descendente de Grandar, tratando de repelerlo.

Pero esto aún no era el final. Poco después de la aparición del ángel, los profundos aullidos de un lobo comenzaron a resonar también en los alrededores.

¡Awooo!

El cuerpo de un enorme lobo se manifestó de repente de la nada, flotando en el aire como si fuera un fantasma. Sin embargo, cuando sus pies finalmente cayeron y entraron en contacto con el suelo, su cuerpo se volvió repentinamente corpóreo. Sin dudarlo, el lobo fantasma cargó directamente contra la Diosa de la Tierra Primordial.

El pequeño tirano no quiere encontrarse con un mal final - Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora