Capítulo 4.

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Jacob.

Realmente no había hecho nada más interesante que recorrer los bosques del olímpic, era una gran manera de distraer a mi lobo y a mí mismo, mí preciosa Dione había tenido que regresar a Cambridge hace algunos días, no estaba completamente seguro de cuándo regresaría y a pesar de que poco a poco nos habíamos acostumbrado al dolor de estar separados no evitaba que mi lobo se mantuviera inquieto y que yo tuviera deseos de ir tras ella cada vez, no cuando habíamos estado juntos tanto tiempo.

Suspire mientras me pasaba una mano por mi cabello el cual una vez más volvía a ser corto, era lo mejor, de esa manera me sentía más cómodo cuando me transformaba (además, a Dione le encanta mi cabello sin importar si está largo o corto). Seguí caminando hasta llegar a un claro, debido al olor supe enseguida que estaba cerca del hogar Cullen, me detuve en seco ¿Debería ir a probar la comida de Esme? La verdad es que siempre mantenía comida guardada para nosotros en caso de que alguno llegará a su hogar, después de todo disfrutaba cocinar, de paso podría pedirle la revancha a Emmett en aquel espantoso juego de Soccer el cual en su momento llega a ser adictivo.

Bueno... no tenía nada más interesante que hacer.

Al llegar frente a la casa logré percibir una nota de tensión en los murmullos que se levantaron al otro lado de la entrada. Lo cual me confundió, pero logré sonreír un poco al oír mi nombre, era la voz de Bella.

Fruncí el ceño, habían regresado antes de lo planeado.

Respiré hondo y apuré una bocanada de aire puro, ya me había acostumbrado a su olor dulzón pero este no dejaba de ser demasiado empalagoso para mi, subí las escaleras del porche de un brinco.

Carlisle abrió la puerta sin darme ocasión de que la aporreara con el puño, permaneció en el umbral, mirándome con gesto entre divertido y preocupado.

—Hola, Jacob —saludó con una calma bastante sospechosa —¿Cómo estás?

—Bien ¿Y usted? Realmente vine por la comida de Esme —dije de sopetón y sin pena alguna, soltó una risita y asintió — Además he oído a Bella. Regresaron muy pronto ¿no?

—Si regresaron mucho antes de lo planeado, ya sabes cosas que pasan.

Lo mire fijamente, ¿Por qué parece que intenta ocultar me algo?

Escuché a Bella bufar.

—Por Dios, ¿Podrían solo dejarlo pasar?

Carlisle negó con una sonrisita en los labios.

—Entra, por favor, Jacob —pidió ella con voz estridente.

—Con permiso —le dije a Carlisle cuando me dejó entrar.

El grupo de seis vampiros se agrupaban en torno al sofá blanco.

Allí estaban todos juntos con diferentes expresiones en sus rostros desde la preocupación por parte de Esme, una expresión en blanco en el rostro de Alice, Rosalie parecía a punto de explotar de alegría, lo cual solo empezaba a preocuparme, pero lo que me heló la sangre en las venas e hizo que abriera la mandíbula hasta tocar el suelo era Edward, él y la expresión de su rostro.

Desde que habíamos hecho las paces había conocido diferente facetas de él, lo había visto enfadado, preocupado, arrogante, extremadamente feliz cuando Bella le dio el "Si", pero ahora tenía una expresión de pánico que daba mucho miedo, el hombre estaba medio desquiciado. Ni siquiera alzó los ojos para mirarme. Mantenía fija la mirada en el sofá contiguo con una expresión de terror pura.

No supe cuánto pasó hasta que pude hallar mi voz.

—Hermano ¿Estás bien? —pregunte.

El solo enterró su rostro en sus manos y negó con la cabeza.

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