Capítulo 1.

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Dione.

—¿Por qué parece que te estás escondiendo? —me pregunto Fred al verme sobre un árbol un poco alejada de la casa, había ocultado mi presencia con magia, pero no había notado que al parecer tenía compañía.

—No lo parece, lo estoy haciendo —me miró pidiéndome una explicación, suspiré —Edward y Carlsile están actuando como locos.

Sonrió burlón.

—Ya... ¿Apenas te diste cuenta? —lo mire con una ceja arqueada —Digo, los últimos días te ven como, no se, como si fueras... Como si fueras a desaparecer en cualquier momento.

Analizando sus palabras me di cuenta que tenía razón, los últimos días solían llevarme al estudio de Carlisle por horas para preguntarme acerca de los híbridos, mas que nada por la preocupación del crecimiento acelerado de Renesmee a pesar de que muchísimas veces les he dicho que es completamente normal y que no deben preocuparse por eso ellos siguen insistiendo.

Ahora, la cuestión es que no solo tienen un registro de todo lo relacionado con el rápido crecimiento de Renesmee y sus avances, sino que también tienen un registro mío y ahora no solo revisaban a Renesmee diariamente en busca de anomalías o algún peligro en su salud si no que también lo hacían conmigo.

¡Ni siquiera mis padres habían hecho algo así!

Así que prefería esconderme y alejarme un poco de sus paranoias, pobre Renesmee ahora entiendo su fastidio.

—Se preocupan demasiado, no sé de qué manera debo decirles que Renesmee estará bien, que yo estaré bien.

Fred me miró por unos minutos, pensando en diferentes posibilidades, tal vez.

Pero al final no dijo nada, ya que ambos miramos hacia abajo donde se encontraban Diego y Bree, ambos mirándome con una pequeña sonrisa, eso solo significaba que era hora de la revisión diaria.

—Voy a suponer que me encontraron por tu culpa —Me queje regresando mi mirada a Fred, el solo me miro con una sonrisa inocente en los labios.

—Yo estaba aquí primero —me recordó.

Bufé y ambos saltamos del árbol quedando frente a Bree y Diego.

Ninguno dijo nada y nos dirigimos a la casa Cullen, entramos silenciosamente justo para escuchar a Renesmee hablar.

—¿Dónde está la tía, mami?

Renesmee pronunció su primera palabra cuando tenía justo una semana de edad.

Su palabra fue «mamá», lo cual debería haber hecho a Bella sumamente feliz durante todo el día, salvo porque al igual que Carlisle y Edward ella había empezado a entrar en pánico y se aterraba mucho por los progresos que iba haciendo. Y no ayudó el hecho de que le siguiera su primera frase, sin pararse ni siquiera a respirar.

—Ella está...

—Justo aquí —dije entrando a la sala.

Renesmee me observó fijamente por lo que me parecieron varios minutos hasta que se puso en pie, sin tambalearse lo más mínimo, y cruzó la habitación para llegar hasta mí, con la misma gracia con la que Alice solía pasearse por toda la habitación.

A los tres meses, Renesmee mostraba el aspecto de un niño grande de un año o de uno pequeño de dos. Para ser exactos, no tenía las formas propias de un niño de esa edad, pues era más esbelta y más graciosa y guardaba unas proporciones más equilibradas, como las de un adulto. Sus tirabuzones de color bronce le llegaban hasta la cintura y Bella no podía soportar la idea de cortárselos, aunque Alice lo hubiera permitido, que no era el caso. Renesmee era capaz de hablar con una entonación y una gramática impecables, pero rara vez se molestaba en emplearlas, porque prefería simplemente mostrarle a la gente lo que quería. No sólo andaba, sino que también corría y bailaba, e incluso sabía leer.

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