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Alana Villarroel

Me siento como si mi cuerpo estuviera volando, cuando abro mis ojos puedo notar que no sé dónde me encuentro, todo está oscuro y escucho el pitido de una máquina.

Intento levantarme pero no puedo, y veo que a mi derecha se encuentra una persona que no logro verle bien el rostro.

Cierro los ojos intentando recordar y veo imágenes de una camioneta y escucho el sonido de una bocina. Luego me veo a mi en busca de mi pulsera y lo recuerdo, todo lo sucedido.

¡No puede ser mi pulsera! No puedo perderla mis hermanas me mataran ¡MIS HERMANAS! no las eh llamado desde que llegué a Corea, seguro y ya están planeando como matarme! O seguro estarán muy preocupadas porque no acostumbro a ser tan despistada.

Con todas mis fuerzas intento ponerme de pie y al hacerlo caigo como un saco de arroz soltando un grito.

A de haber gritado muy fuerte porque quien estaba durmiendo se despertó y vino corriendo a donde estoy.

-¿Estas bien?- dice preocupado- ¿Cómo te encuentras?

-¿Imbécil no ves que me caí? Me duelen mis piernas- al levantar mi mirada me encuentro con sus ojos, el cabello se los cubre un poco, pero tiene ojos pequeños y muy bonitos.

¡Dios mio me acabo de caer y yo estoy diciendo que alguien tiene los ojos bonitos!

-Apóyate en mi para subirte a la cama- dice mirándome a los ojos también.

-Suéltame. ¿quien eres tú? ¿Que haces aquí? Vete.

-Es por mi culpa que estas aquí, por favor no compliques más las cosas y déjame ayudarte.

En ese momento una ira se apodera de mi y lo recuerdo, lo recuerdo abrochandome el sinturón, fue este imbécil quien me atropelló, por su culpa no me puedo levantar y por su culpa perdí el día de hoy ¡El día de hoy!

-¡Fuiste tú quien me atropelló! ¡es tu culpa que este aquí! -Empiezo a gritar cómo una loca y a pegarle en el pecho mientras el me mira atónito- ¡Mis hermanas van a matarme y deben estar preocupadas por mi! ¡Hoy perdí mi día por tú culpa!

Me encuentro llorando y gritando como si mi vida dependiera de ello, le estoy golpeando el pecho mientras el intenta cubrirse y me pide disculpas, pero no me controlo y sigo gritando más fuerte.

La puerta se abre y entran las enfermeras que corren hacia donde estoy para intentar que me calme, pero al no lograrlo me inyectan un sedante que poco a poco va haciendo efecto en mi cuerpo.

Miro al chico y con las pocas fuerzas que me quedan le digo.

-Mi teléfono, escríbele a mi hermana y dile que estoy bien, no le digas que estoy en el hospital.

A de pensar que estoy loca porque después de pegarle y gritarle le pido un favor, pero el me lo debe por su culpa estoy aquí y además yo pienso que es bonito, que maleducado de su parte si piensa que estoy loca ¿no?

Ojos pequeños y preocupados que además son lindos en eso pienso antes de caer inconsciente.

Todo pasó en 31 días [#1T]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora